El presidente de Estados Unidos Donald Trump ha dado un paso firme en su estrategia de seguridad al ordenar el despliegue de la Guardia Nacional en Washington D.C. y colocar a la policía local bajo control federal.

Esta medida busca replicar un modelo que Trump ya aplicó en Los Ángeles, donde pintó una ciudad sumida en el caos y el delito para justificar la intervención militar en las calles. Según fuentes oficiales de la Casa Blanca, la intención es afrontar lo que el presidente considera una "decadencia" en la capital del país.

En los últimos días, agentes federales, incluyendo miembros del FBI, han comenzado a patrullar en los turnos nocturnos de la policía local para combatir delitos como los robos violentos de vehículos.

Trump no escatimó en lenguaje en sus redes sociales, donde aseguró que Washington “será LIBERADA” y que el crimen, el “salvajismo” y la “escoria” desaparecerán, prometiendo hacer que la capital “sea grande de nuevo”.

Estas palabras reflejan su línea discursiva desde la campaña electoral, cuando denunció la ciudad como un foco de inseguridad y prometió restaurar su orden mediante una limpieza total, incluyendo el desalojo inmediato de personas sin hogar.

El mandatario, molesto por la presencia de población sin hogar incluso cuando visita sus campos de golf, reiteró que tomará medidas rápidas para erradicar la pobreza visible en la ciudad.

Sin embargo, esta descripción choca con las cifras oficiales recientes. La policía de Washington D.C. reporta una reducción del 26% en el crimen violento en comparación con el mismo periodo del año anterior y los homicidios han disminuido en un 12%. La alcaldesa Muriel E. Bowser ha rechazado las afirmaciones de Trump, destacando que la ciudad ha logrado mejoras significativas en materia de seguridad desde el aumento de delitos que se registró en 2023 tras la pandemia.

Mientras tanto, el Departamento de Defensa se prepara para activar formalmente a la Guardia Nacional en Washington, con la intención de reforzar la seguridad y controlar la situación en las calles, un movimiento que algunos analistas interpretan como un paso más hacia la federalización de la seguridad en la capital.

Esta medida se suma a una estrategia que Trump ha aplicado en distintas ciudades para justificar la intervención federal bajo el argumento de combatir el crimen y restaurar el orden, aunque en algunos casos esta narrativa contrasta con los datos oficiales y genera tensiones con las autoridades locales.

Fuente: The New York Times

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