Este martes, el General de Cuerpo de Ejército Ramón Espinosa Martín, viceministro primero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, falleció repentinamente a los 85 años. Su muerte se suma a la de otros generales de la llamada "generación histórica" ​​de la Revolución, marcando el fin de una era en la cúpula militar cubana. Las cenizas de Espinosa serán depositadas en la sala “Granma” del MINFAR hasta que se realicen las honras fúnebres.

Espinosa Martín, nacido en Camajuaní, Villa Clara, el 12 de marzo de 1939, se unió al Movimiento 26 de Julio en 1957 y fue parte activa del Directorio Revolucionario el 13 de marzo. Participó en combates contra los guerrilleros del Escambray y, tras el triunfo de la Revolución, recibió formación militar, incluyendo cursos en la Unión Soviética. Fue ascendiendo en las FAR hasta convertirse en una figura clave del aparato militar.

A lo largo de su vida, el general Espinosa fue un firme defensor del régimen comunista, cumpliendo con lealtad las misiones internacionales del gobierno cubano en África. Como comandante, encabezó la misión en Etiopía y participó en la defensa de la ciudad de Cabinda en Angola, donde se hizo pasar por periodista argentino para infiltrarse en las líneas enemigas. Su participación en la Batalla de Cabinda, que relató en un libro en 2001, fue exaltada por el oficialismo como un ejemplo de su heroísmo en defensa de la Revolución.

Sin embargo, el nombre de Espinosa Martín también estuvo vinculado a uno de los episodios más oscuros de la historia cubana: el juicio y fusilamiento del general Arnaldo Ochoa en 1989. Espinosa presidió el tribunal militar que condenó a Ochoa y otros altos oficiales por narcotráfico y traición. El juicio, ampliamente visto como una purga interna para consolidar el poder de Fidel y Raúl Castro, fue una muestra del papel represivo que Espinosa utilizó en la defensa del régimen. Aquel proceso terminó con la ejecución de Ochoa y fuertes condenas para otros involucrados, consolidando el control absoluto del gobierno sobre las Fuerzas Armadas.

Espinosa Martín fue promovido al Buró Político del Partido Comunista de Cuba a los 83 años, en un gesto que reflejaba la perpetuación de los leales al poder. Su trayectoria fue la de un militar que, fiel a la ideología del régimen, actuó sin cuestionar las órdenes que le encomendaban.

La muerte de Espinosa Martín ocurre en un contexto de gran incertidumbre en Cuba, con una generación de altos mandos militares que está desapareciendo rápidamente. Solo en el mes de septiembre, han fallecido cinco generales, dejando vacíos que el régimen deberá llenar en un momento crítico para la estabilidad del país y el futuro de la cúpula militar, cuya lealtad ha sido un pilar fundamental en la preservación del control del gobierno cubano.

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