El actor que se fue de Cuba nadando y triunfó en Hollywood
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 9 de junio de 2025

La historia de Ángel Salazar es la de un cubano que transformó las adversidades del exilio en una exitosa carrera artística que lo catapultó a la fama internacional. Su trayectoria, marcada por la valentía, el humor y una determinación inquebrantable, representa la materialización del sueño americano a través del talento y la perseverancia.
Nacido el 2 de marzo de 1956 en Cuba, Salazar comenzó su carrera artística participando en algunas obras teatrales en su país. Sin embargo, en la década de 1970, decidió tomar una de las decisiones más arriesgadas de su vida: abandonar Cuba en busca de mejores oportunidades. Su escape fue dramático y peligroso, pues cruzó a nado la bahía de Guantánamo para llegar a la base naval estadounidense, un acto que marcaría el curso de su vida.
Tras llegar a Miami y luego mudarse a Nueva York, Salazar se asentó en un hogar de acogida en el Bronx. La adaptación no fue fácil, y al principio, encontrar trabajo como actor parecía casi imposible. Sin embargo, Salazar contaba con un talento único para hacer reír a la gente, algo que no se aprende en escuelas de actuación y que pronto se convirtió en su salvavidas profesional.
A los 18 años, decidió probar suerte en la noche de micrófono abierto de un club de comedia en Nueva York. Su primera actuación fue improvisada: “Tenía 10 minutos y creo que tenía un chiste. El resto del tiempo decía: ‘¡Miren esto!’ una y otra vez”, recordaría años después en una entrevista con The Philadelphia Inquirer. Esa frase, “¡Miren esto!”, se convertiría en su sello distintivo y en la base de sus enérgicas rutinas.
Salazar desarrolló un estilo único que combinaba vestuarios llamativos, utilería creativa e imitaciones magistrales de celebridades como Bruce Springsteen, Madonna y Tina Turner. Con el tiempo, se convirtió en un habitual en los clubes de comedia de Nueva York, forjando una reputación como uno de los comediantes más dinámicos e impredecibles de la escena. Su energía en el escenario era contagiosa y su habilidad para conectar con audiencias diversas lo distinguió de otros artistas de la época.
Uno de los clubes más emblemáticos de Nueva York, Comedy Cellar, se convirtió en su hogar. Jim Norton, otro comediante reconocido, recordó en Vanity Fair: “Las audiciones normalmente se hacían durante el último show del viernes, lo que significaba que podías quedarte atrapado siguiendo a Ángel Salazar o algún otro tipo que mataba con tanta fuerza que las paredes temblaban”. Este testimonio refleja el impacto que Salazar tenía en el público: era el artista que podía electrizar una sala y dejar a otros artistas con la difícil tarea de seguir su acto.
Aunque ya se había establecido como humorista, Salazar alcanzó la fama internacional con su incursión en el cine. En 1983, el director Brian De Palma lo eligió para interpretar a Chi Chi en Scarface, la película protagonizada por Al Pacino, que se convertiría en un clásico del cine estadounidense. Su personaje, Chi Chi, un leal secuaz del narcotraficante Tony Montana, le permitió mostrar su talento actoral más allá de la comedia. Scarface no solo fue un éxito comercial, sino que también se convirtió en un fenómeno cultural, y para Salazar representó un reconocimiento mundial y la consolidación de su carrera como actor.
Más de 30 años después de su papel en Scarface, Salazar seguía siendo reconocido por su interpretación de Chi Chi. En una entrevista en 2017 con The Record, confesó que aún respondía cuando la gente lo llamaba por su personaje y que no le molestaba que los fanáticos llevaran copias del DVD a sus espectáculos de comedia para que se las firmara.
Después de este filme, Salazar continuó desarrollando su carrera en múltiples frentes. En 1993, volvió a trabajar con Al Pacino en Carlito’s Way, demostrando que su talento iba más allá de un solo papel icónico. Su versatilidad le permitió trabajar en teatro, televisión y cine, mientras seguía siendo un comediante de stand-up activo. Dividía su tiempo entre Nueva York y Florida, con una agenda apretada de presentaciones. En agosto de 2024, había actuado en Laugh Factory en Reno, Nevada, y según su representante, Roger Paul, estaban discutiendo la posibilidad de realizar un espectáculo en Chicago.
El domingo 11 de agosto de 2024, Salazar falleció en el apartamento de un amigo en Brooklyn a los 68 años. Su representante confirmó que padecía un corazón agrandado y fue encontrado inconsciente. Su muerte marcó el final de una carrera que comenzó con un joven cubano nadando hacia un destino incierto y culminó con un artista reconocido internacionalmente.