En la mañana de este jueves, un vuelo proveniente de Estados Unidos aterrizó en La Habana con 37 cubanos que intentaron ingresar irregularmente al país norteamericano.

Yoan Enríquez, uno de los deportados, expresó desde un centro para migrantes donde estuvo recluido: “Por favor, que no me alejen de mi niña, no me alejen de mi mamá, de mi abuela, de mi esposa, de mis seres queridos”.

Enríquez, quien cruzó la frontera hace casi tres años, fue deportado a pesar de las gestiones de su abogado para detener la deportación por razones humanitarias.

Melissa Vera, su esposa, relató al periodista Alexis Boente de Telemundo, que la situación cambió durante lo que parecía una cita rutinaria en las oficinas de inmigración en Tampa. A pesar de los intentos legales, el servicio de inmigración y control de aduanas rechazó la solicitud y se emitió una orden de deportación que se ejecutó este jueves.

Los vuelos de deportación a Cuba se reanudaron en abril, principalmente involucrando a balseros o migrantes bajo supervisión y libertad condicional en Estados Unidos.

Las autoridades estadounidenses instan a los migrantes a no arriesgar su seguridad ni la de sus familias, recomendando que el viaje sea seguro y legal, en consonancia con las regulaciones migratorias.

Este proceso de deportación se enmarca en un acuerdo entre Cuba y EE. UU. que se reanudó en noviembre de 2022, permitiendo la devolución de migrantes considerados "inadmisibles" por parte de las autoridades estadounidenses. Inicialmente acordado en 2017, el proceso se suspendió debido a la pandemia y las tensiones bilaterales durante la administración de Donald Trump.

Este acuerdo se suma a las disposiciones vigentes que permiten la deportación de todos los cubanos que llegan a Estados Unidos por vía marítima.

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