Tras el paso de Melissa, Santiago de Cuba sigue a oscuras y el oriente del país enfrenta un panorama crítico
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 14 de noviembre de 2025
Más de dos semanas después del devastador paso del huracán Melissa, la situación en el oriente cubano continúa siendo alarmante. En Santiago de Cuba, la provincia más golpeada, cerca del 60 % del territorio seguía sin servicio eléctrico este jueves, mientras el conteo de daños materiales continúa en ascenso.
Durante una sesión del Consejo de Defensa Nacional, transmitida en el programa Mesa Redonda, el Gobierno describió el escenario como “complejo y difícil”, debido a los severos estragos que el huracán dejó en viviendas, infraestructuras y servicios esenciales.
El primer ministro Manuel Marrero informó que el meteoro provocó afectaciones en más de 149 mil viviendas y dañó unas 158 mil hectáreas agrícolas en todo el oriente del país. Solo en Santiago de Cuba se registran más de 95 mil casas afectadas, incluidas 2 300 totalmente derrumbadas y otros 6 mil derrumbes totales de techos, según precisó la presidenta del Consejo de Defensa Provincial, Beatriz Johnson.
Estas cifras se suman a las de más de 6 900 familias que aún siguen pendientes de solución desde el huracán Sandy, ocurrido hace 13 años, lo que evidencia un déficit acumulado en la recuperación de la vivienda en el territorio.
La infraestructura educativa tampoco escapó a los embates de Melissa: más de la mitad de los centros escolares resultaron dañados. Aun así, las clases se reanudaron con reubicaciones temporales para mantener el curso activo.
Johnson alertó también sobre un deterioro epidemiológico significativo. Los municipios Palma Soriano, Songo La Maya, San Luis y la capital provincial registran transmisión de dengue y chikungunya, enfermedades que se han incrementado tras el deterioro ambiental que dejó el huracán.
En cuanto a los servicios básicos, la recuperación avanza con marcada lentitud. En Santiago de Cuba, la electricidad alcanzaba el 84 % de restablecimiento solo en la ciudad, pero en el cómputo provincial apenas llegaba al 43 %. El suministro de agua llegaba al 68 % en la provincia, mientras que la telefonía móvil apenas alcanzaba el 48 % y la fija un escaso 38 %. La higienización avanza con un 43 % de limpieza en la ciudad cabecera, mientras otros municipios dependen de “recursos propios y apoyo externo”.
En Guantánamo, otra de las provincias más afectadas, las autoridades informaron que el 26 % de las 15 mil viviendas dañadas ya fue reparado y que la electricidad está prácticamente restablecida.
Holguín, por donde Melissa salió de la Isla, atraviesa una situación más tensa debido a las persistentes lluvias asociadas a un frente frío, que obligaron a evacuar nuevamente a cientos de personas. No obstante, los servicios muestran avances: un 83,8 % del suministro de agua, el 86 % de la electricidad y el 89 % de las comunicaciones ya estaban en funcionamiento.
En Granma, aunque las autoridades hablan de progresos, persisten daños importantes. Según declaró la vicepresidenta del Consejo de Defensa Provincial, Yanetsy Terry Gutiérrez, cuatro municipios lograron entrar en fase de normalidad. Sin embargo, 280 personas debieron ser trasladadas por nuevas inundaciones y otras 330 siguen en centros estatales debido a la incomunicación de sus comunidades. En total, 53 localidades continúan sin acceso vial. La provincia reporta unas 8 mil viviendas dañadas, incluidos 236 derrumbes totales y 3 715 afectaciones de techos. En el sector agrícola, las pérdidas superan las 75 mil toneladas y abarcan 52 mil hectáreas de cultivos.
Ante este panorama, Marrero aseguró que se habilitaron subsidios para materiales de construcción, 400 nuevas oficinas de trámite y 365 puntos de venta, recalcando que la distribución de recursos debe ser definida por las propias comunidades.
El huracán Melissa impactó Cuba en la madrugada del 29 de octubre como categoría 3, cruzando el extremo oriental durante unas siete horas con vientos de hasta 200 km/h, intensas lluvias y fuerte marejada ciclónica. Su paso dejó un saldo de puentes dañados, carreteras colapsadas, comunidades aisladas y serias interrupciones en servicios esenciales y movilidad, cuyos efectos aún se sienten en toda la región oriental.