La tensión en Oriente Medio se recrudece dramáticamente tras el ataque del Ejército israelí contra la instalación nuclear de Fordow, considerada una de las piezas clave del programa atómico de Irán.

Este bombardeo se produjo apenas 24 horas después de que Estados Unidos interviniera directamente en el conflicto, atacando tres plantas nucleares iraníes: Isfahán, Natanz y la propia Fordow. La escalada bélica se intensifica, arrastrando a potencias regionales y globales hacia una confrontación sin precedentes en la historia reciente de la región.

La agencia de noticias iraní Tasnim fue la primera en informar sobre la nueva ofensiva israelí, citando a un portavoz de la autoridad de gestión de crisis en la provincia de Qom, donde se ubica la instalación.

Según el informe inicial, “el agresor –en referencia a Israel– atacó nuevamente el sitio nuclear de Fordow”, aunque las autoridades iraníes aseguraron que no existe riesgo de radiación para la población local.

Sin embargo, la repetición de los bombardeos sobre centros sensibles genera inquietud entre la comunidad internacional y plantea interrogantes sobre las consecuencias a largo plazo de una guerra que ya ha roto varios equilibrios geoestratégicos.

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) detallaron que los ataques no se limitaron a objetivos nucleares, sino que se extendieron a una amplia gama de infraestructuras militares. Según el comunicado, se destruyeron pistas de aterrizaje, búnkeres subterráneos, aviones de combate —incluidos modelos F-14, F-5 y helicópteros AH-1— y un avión de reabastecimiento. Además, se golpearon centros de lanzamiento y almacenamiento de misiles tierra-tierra en la región de Kermanshah, en el oeste de Irán.

"La operación forma parte de una estrategia israelí para consolidar el control sobre el espacio aéreo iraní", afirman desde Jerusalén. El régimen iraní respondió con una nueva andanada de misiles que impactaron en distintas áreas de Israel. Las sirenas antiaéreas volvieron a sonar en ciudades como Tel Aviv y Jerusalén, marcando un nuevo episodio de un conflicto que amenaza con propagarse a otros frentes y con arrastrar a más actores internacionales.

La situación sigue en desarrollo y todo indica que el conflicto ha entrado en una nueva fase de confrontación directa y prolongada.

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