La Terminal de Ómnibus de Cienfuegos, perteneciente a la UEB Transporte, ordena a los pasajeros salir del local cada vez que hay apagones, una situación que provoca el disgusto de quienes dependen de tales servicios de movilidad.

“Yo fui a preguntarle a uno de los guardias y me dijo que teníamos que salir, porque desde que pasaron las lluvias del huracán Ian y se vivió aquel largo apagón de 48 horas, ocurrieron ‘cosas’ dentro del local”, explicó un entrevistado a la prensa oficialista local.

Según el reporte del periódico 5 de Septiembre, los rumores son que fueron sustraídos materiales en medio de la oscuridad por el prolongado corte del servicio eléctrico. Los usuarios piden al menos una pequeña planta de generación eléctrica que respalde el servicio al menos entre 6:30 y 9:30 de la noche, cuando coinciden las salidas de varias rutas como Constancia, Cartagena, Cruces, Lajas, Cumanayagua y Aguada de Pasajeros.

Más de cien personas son obligadas a salir del local cuando ocurren los apagones. “Parecemos vacas que van hacia un matadero cada vez que se va la luz y tenemos que ir para afuera. Esto es inconcebible, mucho más difícil para nosotros los de la tercera edad enfrentarnos a ello cotidianamente”, lamentó una anciana del municipio de Palmira.

Por otra parte, no abundan las alternativas, sobre todo por razones económicas. “Si el transporte particular (en máquinas y boteros) es costoso en el horario diurno, este se duplica por la noche, cuando los choferes privados ‘asesinan’ a sus clientes. Estamos hablando de 200-350 pesos a Cruces o Cumanayagua, por ejemplo, y mucho más elevado hasta Aguada”, detalla el texto.

Quienes dependen del servicio público para llegar a sus casas, centros médicos y laborales u otros puntos, utilizan el transporte que oferta la terminal en ese lapso naturalmente como una opción económica y factible.

“Sin embargo, ante este nuevo espectáculo que da tanto risa como vergüenza ajena, la población de la provincia de Cienfuegos continúa irritada y con toda razón”, admite la publicación. Según la misma, la terminal está envuelta en polémica desde 2016, cuando se invirtieron millones de pesos en una controvertida restauración cuyo desenlace se extendió más de lo previsto.

En ese entonces, trasladaron todos los servicios del local hacia la estación de ferrocarriles. “Aquello era un Oeste y muchos de los que radican en otros municipios como yo, se acordarán perfectamente. Hubo una pésima gestión en todos los sentidos”, evocó una entrevistada.

“Las inconformidades continúan, otras se suman, y las preguntas siguen sin respuestas en el presente: ¿Por qué no se usan las taquillas para una mejor organización? ¿Por qué no se emplean boletines? ¿Dónde están los televisores, ventiladores y las consolas del recinto?, ¿Qué pasa con la pizarra informativa y por qué se permite a los usuarios fumar allí?”, inquiere el medio cienfueguero. 

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