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Ulises Toirac lanza una advertencia: 'Esto se ha vuelto un circo y la mala fe anda de juerga'

Redacción de CubitaNOW ~ jueves 31 de julio de 2025

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La reciente “desaparición” de un joven cubano, quien reapareció sin mayores explicaciones, genera una ola de críticas en redes sociales, y entre ellas, una voz resalta con claridad y sentido común: la del humorista Ulises Toirac.

Su reflexión, compartida en Facebook, se convierte en eco del sentir colectivo, desbordado por la saturación de noticias alarmantes que luego se diluyen en la nada, dejando una estela de desconfianza.

Toirac plantea un enfoque que va más allá del caso particular. “La figura pública emana conducta”, escribió, señalando que si una persona desaparece y luego aparece sin justificar lo ocurrido, rompe un contrato no escrito con la sociedad que se movilizó en su búsqueda.

No se trata de derecho a la privacidad, aclara, sino de reciprocidad: la misma con la que la gente reacciona con preocupación debe ser la respuesta del que reaparece. “Esto se ha vuelto un circo. Y la mala fe anda de juerga con la orquesta”, sentenció con ironía y peso moral.

El debate generado por su comentario lo respaldaron decenas de usuarios, quienes coincidieron en que el gesto del joven no fue solo irresponsable, sino también una falta de respeto a una comunidad solidaria que, por costumbre, comparte y apoya en casos de desapariciones reales.

“Como el cuento del lobo”, dijo una usuaria, advirtiendo que el riesgo está en que la próxima vez, cuando alguien realmente necesite ayuda, el efecto será indiferencia.

Otros, con un tono más sarcástico, sugirieron incluso que el joven podría haber estado trabajando secretamente como mendigo o buscando visibilidad para relanzar su imagen.

Independientemente del motivo, el consenso es claro: el silencio del reaparecido deja más dudas que certezas y afecta la credibilidad de quienes sí enfrentan situaciones de emergencia reales.

“Llegará el día que efectivamente las personas no presten atención a una urgencia por creer que es buscando juego o popularidad”, escribió otra usuaria. El hartazgo es evidente, y lo que antes movilizaba con rapidez, ahora empieza a generar sospechas.

Las redes sociales, terreno fértil para la empatía pero también para la manipulación, necesitan responsabilidad.

La advertencia de Toirac no es un regaño, sino un llamado urgente a preservar la seriedad en tiempos donde la sensibilidad pública puede ser víctima de quienes la usan como trampolín.





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