Sin luz, sin caja, sin entierro, el desastre real de los cubanos(video)
Redacción de CubitaNOW ~ domingo 2 de noviembre de 2025
En la provincia de Holguín, oriente de Cuba, la tragedia ha alcanzado niveles insoportables para las familias que sufren la combinación letal de apagones, desorganización estatal y abandono institucional y ahora el paso del huracán Melissa.
Según reporta un video publicado por el músico Saúl Manuel, una mujer en Barajagua, en la oscuridad de su vivienda por la falta de electricidad, relata cómo su suegra falleció a la 1 de la madrugada y que muchas horas después no la habían recogido, pues la respuesta que les daban era que no había ataúd disponible.
Este video retrata una realidad que supera la catástrofe natural. Aquí, la muerte no da tregua, pero el sistema tampoco. “Aunque fallezcas no te pueden dar el último adiós tranquilamente, tampoco puedes descansar en paz cuando no hay condiciones en el país ni para enterrar a tus muertos”, comentó un internauta al ver las imágenes.
En un país donde los cortes de electricidad se prolongan por días enteros, las provincias orientales como Holguín quedan vulnerables, sin agua, sin asistencia, sin servicios básicos. Las funerarias y la red del servicio social muestran el colapso completo: falta de transporte, combustible, cajas mortuorias y equipos mínimos de atención.
Según otro reportaje, una mujer en Holguín esperó más de 15 horas para que recogieran el cadáver de su madre, lo que generó protestas en la calle.
El cúmulo de abandono genera indignación entre quienes aún sobreviven esa agonía diaria: apagones y muerte.
Para muchos, la impotencia no se limita al vivir, sino también al morir. “Si para vivir no hay dignidad, ¿qué podemos esperar para los muertos?”, preguntó el activista Magdiel Jorge Castro en redes sociales.
La falta de condiciones para enterrar dignamente, sumada a la ausencia del Estado en los momentos más críticos, deja un rastro de dolor, rabia y humillación.
En Cuba se está enterrando más que cuerpos: se está enterrando la confianza, la resignación crece y la muerte se convierte en un acto de abandono.
El último adiós ha dejado de ser un derecho. Y eso es parte de la tragedia que vive la familia cubana, atrapada entre la oscuridad y el silencio.