Se rebelan intelectuales cubanos: Enrique del Risco lidera una avalancha de apoyo a universitarios reprimidos por ETECSA
Redacción de CubitaNOW ~ jueves 19 de junio de 2025

El escritor y humorista cubano Enrique del Risco, más conocido como Enrisco, ha reunido más de 2 mil 300 firmas de apoyo a los estudiantes cubanos reprimidos por manifestarse contra el tarifazo de ETECSA.
La iniciativa, publicada en Change.org bajo el título “No a la represión contra los universitarios cubanos”, ha conseguido movilizar a una heterogénea red de intelectuales, artistas y periodistas cubanos –y latinoamericanos– dentro y fuera de la Isla. Este gesto, aparentemente sencillo, rompe con la inercia del miedo y la desunión que suele imperar en los círculos culturales del exilio cubano.
“Lo hicimos para que los estudiantes en Cuba no se sientan solos”, afirma Del Risco. La suya es una voz que nace del dolor de un país que aún lo habita. Desde 1995, cuando salió de Cuba, ha vivido en España y Estados Unidos, donde ahora reside en New Jersey y da clases en Nueva York.
¡Pero su exilio no ha apagado su compromiso. Al contrario, lo ha reafirmado!
Conocido por su fino humor y su capacidad para incomodar al poder, Del Risco fue autor de textos satíricos para el teatro cubano, y de libros como Nuestra hambre en La Habana, donde retrata con crudeza el llamado Período Especial.
Aunque admite que la campaña de firmas fue sugerida por otra persona, él la asumió con determinación. Tuvo que insistir, organizar, persuadir y a veces enfrentar rechazos. Y sin embargo, lo logró. No buscaba hacer ruido mediático, sino crear una red de solidaridad concreta: que los jóvenes sepan que su valentía resuena más allá de las facultades cubanas, que hay otros que en su momento no alzaron la voz, pero ahora los respaldan.
“Yo escribo para explicarme mi vida y la vida en general. Yo voy contra el tráfico”, confiesa Enrisco, resumido en esa frase está el espíritu de su obra, su exilio y su resistencia. Pronto presentará en Madrid una antología sobre la Perestroika en la Cuba de los 80 y un libro dedicado a Cirilo Villaverde, otro exiliado neoyorquino. La historia, parece decirnos, se repite, pero también se responde.