La salud de la economista y ex presa política cubana Martha Beatriz Roque Cabello empeora por día, según el informe de Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, divulgado en las últimas horas. Roque, a sus 78 años, ha sido un referente para la disidencia cubana y actualmente se encuentra en un estado crítico, luchando por su vida en un hospital de La Habana.

Desde la madrugada del 31 de enero, el estado de salud de la luchadora por los derechos humanos ha empeorado rápidamente. Aunque se mantiene consciente, su situación es preocupante debido a complicaciones derivadas de su diabetes, lo que ha causado insuficiencia renal severa.

La deshidratación con la que ingresó fue tratada con sueros, pero su condición sigue siendo inestable. A medida que transcurrían las horas, su estado empeoró y los médicos confirmaron que enfrenta un riesgo inminente para su vida, a raíz de problemas cardíacos preexistentes y niveles peligrosamente bajos de hemoglobina.

Sin embargo, en los últimos informes se señaló una leve mejoría en su función renal, aunque sigue luchando contra su frágil estado general.

La presencia de agentes de la Seguridad del Estado en el hospital, donde Roque recibe atención médica, no ha pasado inadvertida, lo que subraya la vigilancia constante que los opositores al régimen enfrentan incluso en momentos de crisis personal.

El impacto de su delicada situación ha trascendido fronteras. La Embajada de Estados Unidos en Cuba mostró su apoyo públicamente, expresando en redes sociales: "Nuestros pensamientos están con Martha Beatriz, sus familiares y amigos. Le deseamos una pronta recuperación a esta incansable luchadora por los derechos humanos en Cuba".

Este gesto destaca el reconocimiento internacional a la valiosa labor de Roque en la defensa de los derechos humanos, así como su contribución a la causa de la libertad en Cuba.

Martha Beatriz Roque fue la única mujer encarcelada durante la Primavera Negra de 2003, cuando el régimen cubano sometió a una feroz represión a 75 disidentes. A lo largo de su vida, ha demostrado una firme convicción por la justicia y los derechos humanos, convirtiéndose en un símbolo de resistencia tanto dentro como fuera de la Isla.

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