Los cubanos vivían pegados a la pantalla del televisor cuando comenzaba el programa argentino Poné a Francella en los años 2000. El actor Guillermo Francella contó en el programa ESPN Playroom que habló con Fidel Castro cuando visitó la Isla en 2003, informó este viernes el medio Infobae.

"Fue muy fuerte cuando vi a Fidel Castro. En 2003 fui a Cuba porque Poné a Francella, el ciclo de humor que hice en 2001-2002 funcionó muchísimo en toda América Latina y especialmente en La Habana", dijo Francella.

"Me acuerdo que antes de viajar todos me decían: 'Mirá que no vas a poder caminar eh' y yo tenía que ir al Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Fui con Adrián Suar y Luis Scalella... Y dicho y hecho, cuando llegué me di cuenta que era como un Jefe de Estado", señaló.

Francella se hospedó en el Hotel Nacional en La Habana y a su llegada al aeropuerto lo estaba esperando una comitiva. "Fue muy, muy, muy fuerte. Fui de sábado a sábado y siempre me decían: 'El Comandante te quiere ver' pero nunca me venían a buscar".

Según Francella, Castro "a la mañana se despertaba con los VHS para ver Poné a Francella y se divertía mucho".

Los cubanos reían con Poné Francella con La Nena, Sambucetti u Ojitos azules.

"Fue inolvidable. Me vinieron a buscar porque era el último día, ya tenía la valija medio hecha y estaba en la pileta del hotel. Veo que entra un tipo de fajina y digo: '¿Qué pasó?'. Se acercan a mí y me dicen: 'Señor Francella, el Comandante lo quiere ver'. Me bañé rápido y les dije 'Miren que el avión sale...'. 'Tranquilo, no sale', me dijeron", contó.

"Lo vi y fue muy fuerte. Me dijo la mejor frase que escuché por años y me emocionó mucho: '¿Tú eres consciente de lo que es hacer feliz a un pueblo? Tú haces feliz a mi pueblo'. Fue una cosa inolvidable. Estuve como una hora y pico con él", señaló.

Guillermo Francella y Fidel Castro se reunieron sobre las 6:00 p.m.

El dirigente le preguntó qué quería tomar. "No sé, una gaseosa". "¿Sos abstemio?", le repreguntó el cubano. "No, Comandante, pero son las seis", le devolvió Guillermo. Entonces, Castro propuso tomar un mojito. "Me trajo un farol con un ron... Tres me tomé, así estaba, con los dientes para afuera", reseñó Infobae.

"Fue una charla a solas en la que me preguntó muchas cosas y por mi familia. No se habló nada de política, poco y nada", agregó.

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