Plantación estatal de mangos queda en ruinas mientras la fruta se pierde en plena crisis alimentaria
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 12 de diciembre de 2025
Una plantación de mangos administrada por el Estado, ubicada en el centro del país, ha quedado a merced de la maleza y del abandono oficial. Entre árboles envejecidos y surcos devorados por el marabú, la cosecha de este año se perdió por completo, pudriéndose en el suelo pese a que Cuba atraviesa una de las peores crisis de alimentos de las últimas décadas.
La organización independiente Food Monitor Program (FMP) publicó imágenes y denuncias en su cuenta de X que muestran el estado deplorable de la finca, un terreno que anteriormente tuvo fama de ser altamente productivo y que hoy es otro recordatorio del derrumbe del aparato agrícola estatal.
Según FMP, la falta de insumos básicos —fertilizantes, combustible y herramientas—, sumada a la escasez de trabajadores, dejó la plantación sin capacidad para recoger la fruta. Mientras tanto, comunidades cercanas viven en situación de inseguridad alimentaria y el precio del mango continúa disparado en los mercados del país. Las familias del área, aseguran, son quienes terminan recogiendo lo que el propio Estado deja perder.
La organización estima que este año se echaron a perder decenas de toneladas de mangos que nunca llegaron a los consumidores, un contraste brutal entre la comida que sobra en el campo y el hambre que domina en los barrios. “El Estado no recoge, no procesa, no vende: la gente hace lo que puede”, lamentó FMP.
El colectivo advierte que el abandono no solo impacta la cosecha actual, sino que compromete el futuro agrícola de la zona: árboles sin podar, suelos deteriorados y malezas invasoras avanzando sin control dibujan un panorama de deterioro que podría tardar años en revertirse.
“La fruta más emblemática del país termina pudriéndose mientras las familias no tienen qué poner en la mesa”, recalcó FMP, apuntando directamente a la falta de gestión y a la parálisis institucional que domina el sector. Mientras tanto, el gobierno de Miguel Díaz-Canel insiste en mantener su modelo centralizado, pese a un escenario de inflación, apagones y escasez generalizada.
El caso no es una excepción. En Artemisa, un productor denunció recientemente que ninguna entidad quiso comprarle su cosecha de calabaza, obligándolo incluso a dirigirse públicamente al mandatario para preguntar qué debía hacer con sus productos. Un ejemplo más de que el desperdicio agrícola no es un hecho aislado, sino un fenómeno extendido por todo el país.