El lenguaje corporal de Damián Valdés Galloso enciende las alarmas: los gestos que sugieren una verdad oculta
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 4 de agosto de 2025

Quien observa detenidamente el video del interrogatorio a Damián Valdés Galloso puede descubrir más en sus gestos que en sus palabras. No hace falta que diga mucho: su rostro, la dirección de su mirada, los parpadeos repetidos y el ritmo agitado de su respiración – perceptible incluso a través de la cámara – transmiten un nivel de tensión difícil de disimular. Esta discordancia entre lo que expresa verbalmente y lo que comunica su cuerpo ha llevado a muchos, sin necesidad de ser expertos, a sospechar que está mintiendo.
A esta altura, ya es conocido el contexto del caso: el asesinato de un cantante cubano en Miami, ampliamente cubierto por los medios y la propia policía, que ha difundido numerosos materiales, incluyendo el video del momento en que la víctima llega a casa y recibe un disparo.
Aunque las cámaras de vigilancia no captan el rostro del autor del disparo, las imágenes recién publicadas del interrogatorio a Valdés Galloso ofrecen elementos reveladores. Desde el análisis de la conducta, uno de los indicios clásicos asociados al engaño es el desvío de la mirada antes de responder. No se trata de una regla infalible, pero suele indicar que la persona está elaborando o controlando lo que va a decir.
En el caso de Damián, este gesto se repite con frecuencia: evita la mirada directa justo antes de hablar, como si necesitara escapar brevemente del contacto con su interlocutor para sostener su relato. No lo hace de forma abrupta, pero sí constante. Y en el marco de un interrogatorio, ese detalle no pasa inadvertido.
Más llamativo aún es su parpadeo: una sucesión rápida e involuntaria de cierres de ojos justo cuando intenta explicar o dar una versión. Desde la psicología, este patrón suele asociarse al aumento de carga emocional o cognitiva: el cuerpo reacciona al estrés que implica mentir o al esfuerzo de evitar la verdad.
Eso sí, los expertos en análisis gestual son claros: un gesto aislado no es una prueba. Ese parpadeo también podría deberse al cansancio, a la ansiedad o a un simple tic. Y lo mismo ocurre con el desvío de la mirada, que bien podría responder a la timidez o la necesidad de pensar. Pero cuando estos gestos se repiten en momentos clave y se suman a un comportamiento general evasivo, dejan de parecer casuales.
En el caso de Valdés Galloso, no serán los gestos los que lo condenen, sino las pruebas. Y en el interrogatorio, los oficiales ya tenían una ventaja: sabían lo que los videos mostraban. Mientras él afirmaba que iba acompañado o que retrocedió antes del disparo, las cámaras ya habían revelado que «El Taiger» llegó solo y se detuvo en la puerta de su casa. Esa contradicción entre lo que dijo y lo que captaron los videos fue, posiblemente, el punto de quiebre.
La manager del cantante, Teresa, fue tajante: lo acusó de haberlo dejado solo, “como un perro”. Y la gran incógnita persiste: ¿qué habría ocurrido si, en vez de dejarlo abandonado cerca del hospital Jackson, lo hubiese llevado directamente a emergencias? ¿Se habría salvado?
Tal vez nunca lo sabremos. Pero lo que sí parece inevitable es que esa diferencia entre haberlo auxiliado o haberlo dejado solo jugará un papel central en el juicio que se avecina. Y aunque su cuerpo no hable tan claro como las cámaras, sus gestos han dicho más de lo que parece.