La tensión se siente en cada mensaje y llamada que llega desde los poblados cercanos al río Cauto. Aunque el huracán ha pasado, el peligro no ha terminado: el agua del río se ha salido de su cauce, se ha unido con afluentes cercanos y amenaza con inundar varias comunidades aledañas. La situación tiene en vilo a quienes no están allí con sus seres queridos, generando angustia y preocupación.

El miedo y la incertidumbre siguen presentes, especialmente entre quienes no pueden verificar el estado de sus familiares en las zonas afectadas.

Los residentes de la zona piden tranquilidad y organización: “Alterarnos solo contamina a los demás; necesitamos mantener la calma y alertar a los nuestros”, escribió un vecino que sigue la situación de cerca. Las redes sociales se han llenado de mensajes pidiendo que se comparta información verificada y que se evite difundir rumores que puedan generar pánico.

Equipos de rescate y autoridades locales están evaluando la magnitud de las inundaciones y coordinando el traslado seguro de personas en riesgo. Las zonas más afectadas incluyen poblados cercanos a la desembocadura del Cauto y pequeños asentamientos ribereños, donde los caminos y accesos se encuentran parcialmente inundados.

Además de la emergencia inmediata, la población ya empieza a pensar en las consecuencias posteriores: pérdida de cultivos, daños en viviendas y la dificultad de acceder a suministros básicos. Organizaciones locales y vecinos han comenzado a organizar ayuda comunitaria, alimentos y medicinas para quienes podrían quedar aislados en las próximas horas.

La clave, repiten los habitantes, es mantener la calma, actuar con precaución y priorizar la seguridad de cada familia. En momentos como este, la solidaridad y la información confiable pueden marcar la diferencia entre el miedo y la seguridad. Son muchos los que, lejanos, están desesperados por saber de sus familiares. Escenas como estas se multiplican.

Fuente: Mario Vallejo

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