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Retrato físico del poder: obesidad en la élite política frente a la desnutrición del ciudadano común

Redacción de CubitaNOW ~ domingo 1 de junio de 2025

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En el contexto cubano actual, las diferencias sociales se reflejan no solo en los discursos o las estadísticas, sino también en los cuerpos. La imagen física de quienes ostentan el poder contrasta radicalmente con la de la población general.

Mientras los dirigentes lucen rostros saludables, vientres abultados y atuendos que apenas les cierran, gran parte del pueblo atraviesa la jornada con el estómago vacío. Esta diferencia es visible en las colas para conseguir pan, en las libretas de racionamiento, y en los huesos que asoman bajo la piel de muchos ciudadanos que viven con lo justo o menos, según reportes de medios como 14ymedio y Diario de Cuba.

Los altos cargos del régimen cubano participan en reuniones políticas con guayaberas de lino, sentados frente a banquetes de discursos y refrigeración artificial, sin experimentar las penurias cotidianas de aquellos a quienes dirigen. La escasez que domina las calles parece no haber cruzado nunca los muros donde residen las comodidades del poder. La alimentación, el acceso a servicios básicos y la calidad de vida siguen un patrón claramente jerárquico, donde la cúpula dirigente se mantiene protegida del deterioro económico que golpea a la mayoría.

“La revolución trajo beneficios visibles, pero no compartidos equitativamente. Alimentó a una clase dirigente mientras otros perdían peso, esperanza y futuro.” La estructura socialista proclamada como igualitaria se ha transformado en un modelo piramidal, donde el privilegio se concentra en la cima y la base lucha por sobrevivir. El costo del confort visible en los líderes no es abstracto: proviene del esfuerzo físico y emocional de un pueblo que produce sin ver frutos.

“La gordura del poder tiene un origen: el sacrificio de miles de obreros cuya fuerza de trabajo sostiene el sistema sin retribución justa", reflexionan varios usuarios de las redes.

Según otro “solo hay que mirar quién come carne y quién hace cola por el pan para saber quién manda en Cuba”. Esta afirmación ilustra una percepción compartida en plataformas como X (antes Twitter) y Facebook, donde los ciudadanos denuncian las desigualdades cotidianas que no aparecen en los medios estatales.

Las imágenes hablan y en Cuba, el cuerpo de un dirigente dice más que cualquier consigna.








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