Mandarinas peruanas en La Habana: lujo inalcanzable a 1.300 CUP la libra
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 3 de octubre de 2025

En pleno centro de La Habana, un carretillero sorprendió a los transeúntes al exhibir mandarinas importadas de Perú, con un precio de 1.300 pesos cubanos (CUP) por libra, lo que equivale aproximadamente a dos unidades.
El costo resulta exorbitante en un país donde el salario medio apenas supera los 4.000 pesos y muchas pensiones no alcanzan los 2.000. Para la mayoría de los cubanos, probar esta fruta se ha convertido en un lujo reservado para unos pocos.
El detalle más llamativo es que se trata de un producto típico de climas tropicales que podría cultivarse perfectamente en Cuba. Sin embargo, la falta de una política agrícola eficiente y la dependencia de las importaciones vuelven a poner en evidencia la incapacidad del régimen para garantizar el autoabastecimiento. La empresa Inkagold es la encargada de comercializar estas mandarinas, que llegan a la Isla con un sello que confirma su origen peruano.
Los comentarios de quienes se toparon con la venta reflejan la desigualdad social que marca hoy a Cuba. Una anciana confesó que llevaba más de cinco años sin ver una mandarina y que ni soñaba con poder comprarla. Por el contrario, un joven con mayor poder adquisitivo no dudó en pagar dos libras, alegando que el sabor le despertaba recuerdos de su niñez.
El precio final de las mandarinas no solo depende del importador. En la cadena de distribución intervienen varios actores, cada uno añadiendo márgenes de ganancia, hasta que la fruta termina en manos de vendedores ambulantes a precios inaccesibles.
La presencia de estas mandarinas en los mercados habaneros refleja un patrón cada vez más común: ajos de Estados Unidos, frijoles de México, arroz de Vietnam y ahora cítricos de Perú. Según cifras oficiales, alrededor del 70% de los alimentos que consume Cuba provienen del extranjero, lo que supone un gasto de unos 2.000 millones de dólares anuales.
Mientras tanto, de los más de 10 millones de hectáreas cultivables en la isla, menos de la mitad se explota. Apenas un 7% cuenta con riego, lo que limita seriamente la productividad. La combinación de burocracia estatal, falta de incentivos y control centralizado ha provocado que la producción agrícola disminuya un 26% en la última década.
Para los especialistas, la llegada de mandarinas importadas a precio de oro no es solo una anécdota, sino la confirmación de que el sistema agrícola cubano atraviesa una de sus peores crisis estructurales en más de medio siglo.