La doctora Yaneidys Barea Gregori, de 40 años de edad, del municipio Jesús Menéndez en Las Tunas, falleció a causa de malaria pocos días después de regresar de Angola, un evento que ha suscitado críticas severas hacia el sistema de salud cubano por presunta negligencia. Este relato, compartido por Sandra Reyes Gregori en las redes sociales, describe una serie de fallos en la atención médica que culminaron en la muerte de su hermana.

Yaneidys, recién llegada de África, debía someterse al análisis de gota gruesa para descartar la malaria, un procedimiento estándar para los viajeros provenientes de zonas endémicas. A pesar de la urgencia y las recomendaciones del Dr. Miguel Escalona, Director de Higiene y Epidemiología de Salud Pública en Jesús Menéndez, la muestra de sangre tomada el 24 de junio no fue procesada adecuadamente.

A medida que los síntomas de Yaneidys empeoraban—fiebre, dolores musculares y náuseas—la falta de resultados de sus análisis llevó a la familia a sospechar de otras enfermedades prevalentes como el dengue. La situación se agravó el 30 de junio, cuando Yaneidys comenzó a experimentar falta de aire y cambios en la coloración de la orina. El 1 de julio, tras insistir en el policlínico, obtuvieron resultados alterados que indicaban la necesidad de hospitalización inmediata.

El ingreso al hospital reveló condiciones deplorables: los médicos se mostraban indiferentes, comiendo y conversando mientras atendían a los pacientes. Yaneidys fue ingresada en la sala de dengue sin atención médica adecuada. Fue hasta el 2 de julio cuando los médicos descubrieron que la muestra de gota gruesa no había sido enviada. Ante el agravamiento de su estado, fue trasladada al hospital de Las Tunas, donde la atención continuó siendo insuficiente y tardía.

El 3 de julio, sin un diagnóstico claro de malaria, sus síntomas se intensificaron. No fue hasta la madrugada del 4 de julio que su condición crítica se confirmó como malaria, pero ya era demasiado tarde. A pesar de los esfuerzos en cuidados intensivos, el daño avanzado a sus órganos resultó fatal, llevándola a un paro cardíaco.

Este trágico desenlace, marcado por una cadena de errores y negligencias, resalta las graves deficiencias del sistema de salud cubano. La familia de Yaneidys demanda justicia, calificando su muerte como un asesinato debido a la falta de atención oportuna y adecuada. Este caso pone de manifiesto la necesidad urgente de mejoras en los protocolos y la gestión de emergencias médicas en Cuba.

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