Las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos atraviesan uno de sus momentos más críticos en los últimos años. Johana Tablada, subdirectora general para EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX), aseguró que los vínculos entre ambos países se encuentran en un estado de “deterioro muy elevado” y advirtió sobre las consecuencias de la falta de comunicación bilateral.

En declaraciones recientes desde La Habana, Tablada acusó a la administración estadounidense de cerrar las puertas al diálogo y de financiar acciones que, según el régimen cubano, buscan desestabilizar el orden constitucional de la Isla. La funcionaria arremetió directamente contra el Encargado de Negocios en La Habana, Mike Hammer, a quien responsabilizó de fomentar actitudes contrarias al gobierno cubano desde su misión diplomática.

“Estamos en presencia de un patrón peligroso de confrontación, impulsado por acusaciones falsas y declaraciones irrespetuosas que solo agravan las tensiones entre ambos países”, declaró la diplomática cubana, al tiempo que reiteró que el gobierno de la Isla no cederá “ni un ápice” en la defensa del socialismo y la soberanía nacional.

Por su parte, expertos como Sebastián Arcos, director asociado del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), advierten que esta escalada podría culminar en la expulsión del diplomático estadounidense. “Es posible que declaren persona no grata a Hammer, lo que implicaría un serio retroceso diplomático. Sin embargo, el régimen cubano depende cada vez más del vínculo con EE.UU., lo que podría frenarlos”, señaló Arcos.

Desde Washington, las autoridades estadounidenses han expresado su frustración por la falta de avances concretos en las negociaciones con el régimen cubano, especialmente en temas como los derechos humanos y la seguridad regional. Según Arcos, la administración actual considera estéril mantener conversaciones que no conducen a cambios reales en la conducta del gobierno cubano.

El conflicto también pone en evidencia las diferencias sobre cómo se abordan los canales diplomáticos. Mientras Cuba afirma que su embajada en Estados Unidos tiene como prioridad “fomentar vínculos en cultura, ciencia y cooperación laboral”, acusa a la delegación estadounidense en La Habana de “injerencia y desinformación”.

A pesar de que las tensiones aumentan, Tablada insistió en que Cuba mantiene una postura “paciente” y busca evitar un mayor deterioro de las relaciones. No obstante, también dejó claro que su gobierno no está dispuesto a negociar principios considerados fundamentales para la Revolución.

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