Brutal ataque por aguacates deja a un hombre con un brazo amputado en Manzanillo
Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 3 de septiembre de 2025

La creciente ola de violencia y robos en Cuba ha dejado un nuevo hecho alarmante, esta vez en Manzanillo, provincia de Granma, donde un hombre terminó en el hospital con un brazo amputado tras sorprender a dos individuos robando aguacates en su vivienda. El caso fue dado a conocer por el perfil oficialista Entérate con Aytana Alama, cercano a la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), que suele publicar historias de crímenes y operativos policiales en la isla.
Según la denuncia, la víctima, un vecino de la localidad, descubrió a los ladrones en plena faena dentro de su propiedad. Lejos de huir, uno de los intrusos reaccionó con extrema violencia y lo atacó con un machete, ocasionándole graves heridas que terminaron con la amputación de su brazo. El herido fue trasladado al hospital Celia Sánchez Manduley de Manzanillo, donde, pese a la gravedad de la agresión, logró sobrevivir.
Que una disputa por unos aguacates derive en un ataque con machete revela hasta qué punto la crisis económica y social en Cuba está empujando a sectores de la población al límite. La falta de alimentos y la precariedad han convertido productos básicos como frutas, arroz o pan en motivos de constantes conflictos.
En redes sociales se acumulan denuncias de peleas, asaltos y hasta homicidios vinculados con la escasez. Lo que antes podían ser pequeños robos hoy desemboca en hechos de brutalidad que exponen el deterioro del tejido social. Este episodio en Granma no es un caso aislado: se suma a múltiples reportes de ciudadanos que terminan heridos o incluso muertos por enfrentamientos relacionados con el hurto de alimentos.
La situación refleja el salvajismo que se ha instalado en la vida cotidiana de los cubanos, obligados a convivir con apagones, hambre, inflación descontrolada y ausencia de seguridad ciudadana. Frente a este panorama, los delitos por robo de productos agrícolas —desde aguacates hasta cabezas de ganado— han crecido de manera alarmante.
El ataque en Manzanillo es el reflejo extremo de un país en crisis, donde los ciudadanos se ven obligados a proteger sus cultivos como si fueran tesoros. Lo más preocupante es que la violencia ya no responde solo al hambre, sino también a la pérdida de valores y al estado de desesperación generalizada que ha sembrado el colapso económico.
En cualquier sociedad, una fruta debería ser sinónimo de alimento y vida; en la Cuba de hoy, puede convertirse en el detonante de un ataque brutal. Lo sucedido en Granma ilustra cómo la escasez y la impunidad están empujando a la población hacia una espiral de violencia que parece no tener fin.