La cadena estatal Tiendas Caribe anunció la reapertura de varios establecimientos en Santiago de Cuba, presentándola como una señal de “renovación, calidad y compromiso”. Sin embargo, el entusiasmo oficial vino acompañado de una condición clave: todas las ventas se realizan exclusivamente en dólares o en MLC, lo que en la práctica deja fuera a la mayoría de la población.

De acuerdo con la información publicada por la empresa en su perfil oficial de Facebook, este martes reanudó operaciones el Centro Comercial Variedades Enramadas, ubicado en la calle Aguilera, dedicado únicamente a ventas en dólares. También volvieron a abrir la Tienda Siglo XX, en Enramadas entre San Pedro y Santo Tomás, y la Tienda La Violeta, en el municipio de San Luis, ambas funcionando en MLC.

Aunque la reapertura fue presentada como un avance, en la calle el mensaje se interpretó de otro modo. Para muchos santiagueros, no se trata de una recuperación del comercio, sino de una reafirmación de un modelo que prioriza a quienes tienen acceso a divisas y excluye a quienes dependen de salarios pagados en pesos cubanos.

Las compras en estos locales solo se pueden realizar con tarjetas internacionales o con tarjetas nacionales AIS, Tropical y Clásica, todas vinculadas a cuentas en moneda extranjera. En un contexto donde el dólar en el mercado informal alcanza cifras inalcanzables para la mayoría, estas tiendas se convierten más en escaparates de frustración que en soluciones reales de abastecimiento.

Tiendas Caribe destaca la disponibilidad de alimentos, productos de aseo, artículos del hogar y electrodomésticos, además de mantener una bonificación del 5 % para pagos con la tarjeta Clásica. Un incentivo que, según critican muchos usuarios, solo beneficia a quienes ya cuentan con divisas, dejando al resto sin opciones.

La reacción en redes sociales fue inmediata: ironía, molestia y comentarios cargados de sarcasmo. Mientras la empresa habla de “cultura del servicio”, la población recuerda los apagones, la escasez de agua, los hospitales sin medicamentos y las mesas vacías.

El contraste resulta aún más duro si se considera que esta reapertura ocurre poco después de que el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil declarara la “normalidad” en la provincia tras el huracán Melissa. Una normalidad que, para muchos barrios, sigue sin traducirse en soluciones concretas.

Así, las tiendas reabren, pero solo para quienes pueden pagar en divisas. Para el resto, el mensaje vuelve a ser el mismo: mirar desde afuera.

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