La madre de Yordanis Cobos, el cubano acusado de decapitar a un hombre frente a su familia en Estados Unidos, rompió el silencio desde Cuba con unas declaraciones que han generado polémica y debate en redes sociales.

En medio de la desesperación, la mujer insistió en que su hijo fue víctima de explotación laboral y de abandono durante el tiempo que estuvo preso y trabajando en un hotel.

“Cuando él estuvo preso allá nunca le pagaban y él no debió haber hecho eso. Pero yo fui muchas veces a la Cruz Roja Internacional para que me lo deportaran y poder curarlo, porque la travesía que él hizo fue muy mala.

Cuando llegó allá se volvió loco. Mira, mi hijo no es culpable, la familia estamos desesperados, yo estoy loca… mi hijo no es culpable”, dijo con evidente angustia.

La madre señaló además que Cobos estaba atravesando una situación límite, ya que en el hotel donde trabajaba “no le pagaban” y, según afirmó, lo único que buscaba era reunir dinero para ayudarla desde la distancia. “Él quería ayudarme”, recalcó, dejando entrever que la precariedad laboral habría influido en el trágico desenlace.

El periodista Javier Díaz compartió estas declaraciones a través de sus redes sociales, donde resaltó que, si bien la madre no justifica lo ocurrido, sí expone el trasfondo de explotación y desesperación que, según ella, sufrió su hijo antes de cometer el crimen.

Las palabras de la madre de Yosvany Cobos son el reflejo de la angustia de tantas madres que, ante la magnitud de los hechos y el peso de la justicia, buscan amparar a sus hijos y aferrarse a cualquier explicación que alivie el dolor.

Sus declaraciones muestran más el grito de una madre herida que una justificación, dejando en evidencia cómo el amor filial sobrevive incluso en medio de la tragedia.

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