El mercado informal de divisas en Cuba volvió a convertirse este 26 de diciembre en el principal termómetro de una economía marcada por la inflación, la escasez y la desconfianza en las instituciones financieras oficiales. Mientras la población enfrenta el cierre del año con profundo agotamiento económico, las tasas paralelas continúan escalando y estableciendo nuevos valores que reflejan la depreciación acelerada del peso cubano. De acuerdo con las referencias más utilizadas por los ciudadanos para tasar operaciones entre particulares, como las plataformas de seguimiento delTOQUE y los reportes comunitarios, el dólar estadounidense se sitúa hoy alrededor de los 435 CUP, el euro alcanza los 480 CUP y el MLC ronda los 410 CUP. Estas cifras se han convertido en el patrón real de transacción, muy por encima de las tasas oficiales establecidas por el Banco Central de Cuba, que resultan prácticamente inoperantes para las necesidades del día a día.

La crisis de liquidez que vive el país, unida a la falta de oferta estatal en divisas y al empeoramiento del abastecimiento en tiendas MLC, presiona al alza cualquier moneda fuerte que circule en el entramado informal. Al mismo tiempo, el peso cubano continúa perdiendo valor a un ritmo que muchos califican de insostenible. Cada semana el mercado negro ajusta sus precios según la disponibilidad, los rumores de nuevas medidas económicas y la incertidumbre constante que afecta tanto a consumidores como a pequeños emprendedores privados que dependen del acceso a divisas para importar mercancías.

Este 26 de diciembre, mientras gran parte del mundo celebra el cierre del año, en Cuba el debate sigue centrado en la supervivencia económica. Familias que reciben remesas, trabajadores por cuenta propia y personas que necesitan viajar recurren al mercado informal como única vía efectiva para adquirir divisas, en un contexto donde la oferta estatal es prácticamente inexistente. A esto se suma el incremento de los precios en bienes esenciales, que obliga a muchos cubanos a replantearse sus gastos y a operar diariamente con una moneda nacional cuyo valor disminuye sin señales de freno.

El comportamiento de las tasas informales no solo refleja la realidad financiera del país, sino también el sentimiento generalizado de desesperanza económica. Cada cifra publicada, cada aumento inesperado y cada salto brusco del mercado paralelo son un recordatorio de la fragilidad del peso y del profundo desgaste que enfrenta la población cubana en la recta final de 2025.

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