El régimen castrista, encabezado por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, volvió a defender su gestión en medio de una creciente oleada de denuncias ciudadanas que muestran la dura realidad que enfrenta el pueblo cubano.

En sus declaraciones, Díaz-Canel aseguró: “¿Qué país puede hacer lo que hemos logrado nosotros?”, mientras las calles se llenan de basura y los barrios sufren enfermedades sin acceso a medicamentos.

La crisis sanitaria se ha profundizado. Los hospitales están colapsados, carecen de personal médico y recursos básicos, y la escasez de alimentos, combustible y medicinas se combina con apagones de más de 24 horas, que dejan a la población aún más vulnerable.

Ni siquiera existen féretros ni carros fúnebres suficientes para garantizar entierros dignos ante el creciente número de fallecidos.

A esto se suma la política de “solidaridad” del régimen: al acercarse el huracán Melissa, se interrumpe la electricidad en las provincias occidentales para garantizar el servicio en el Oriente, un gesto que la población percibe como burla ante la falta de recursos y planificación.

Según LaTijera, esta situación no refleja solo un Estado fallido, sino una dictadura que ha saqueado y arruinado a la nación, imponiendo sufrimiento constante a los ciudadanos mientras sus dirigentes presumen de logros inexistentes.

El contraste entre el discurso oficial y la realidad en las calles evidencia una desconexión total del gobierno con las necesidades de la población y un desprecio absoluto por la vida y dignidad de los cubanos.

La indignación social continúa creciendo mientras la dictadura mantiene el control y la opacidad, ignorando la desesperación de millones.

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