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Precios desorbitados golpean a los damnificados por el huracán Melissa en Guantánamo: “El gobierno no ha hecho nada por nosotros”

Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 12 de noviembre de 2025

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Los damnificados por el huracán Melissa en Cuba enfrentan una nueva tormenta, esta vez económica. En la comunidad El Salvador, en la provincia de Guantánamo, los precios de los alimentos básicos se han disparado a niveles inalcanzables, sin que el régimen implemente medidas para proteger a la población.

Según un reportaje del telecentro oficialista Solvisión, un paquete de azúcar cuesta 600 pesos cubanos (CUP), las pastas (coditos y espaguetis) 300 CUP, y una libra de jamonada 250 CUP. Incluso las salchichas se venden por unidad, a 40 CUP cada una.

Estos precios resultan imposibles de asumir en un país donde el salario mínimo es de 2.100 CUP mensuales y la pensión mínima apenas alcanza los 1.528 CUP. Para muchas familias que perdieron todo tras el paso del ciclón, alimentarse se ha convertido en un lujo.

“Los precios están fuera de control, y nadie hace nada por el pueblo”, lamentó un residente entrevistado de manera anónima.

La crisis económica, alimentada por la inflación y el desabastecimiento crónico, golpea con más fuerza a los sectores más vulnerables. La falta de control sobre los precios y la ausencia de una respuesta efectiva del Estado dejan a los damnificados a merced de revendedores y mercados informales, donde los alimentos alcanzan cifras impensables para la mayoría de los cubanos.

La comunidad de El Salvador es una de las más afectadas por el huracán. Sin embargo, la ayuda estatal ha sido prácticamente nula. Los vecinos denuncian que no han recibido colchones, alimentos ni materiales de construcción, mientras el gobierno insiste en promesas vacías.

La indignación creció tras la difusión del video viral del presidente Miguel Díaz-Canel, quien, durante su visita a una zona afectada, respondió con frialdad a una mujer que le pidió un colchón: “No tengo colchón para darte ahora mismo”, dijo el mandatario.

La escena, ampliamente criticada, se ha convertido en símbolo de la desconexión del poder con la realidad del pueblo cubano, especialmente en medio de una catástrofe nacional.

Frente a la inacción estatal, la única ayuda real ha venido del exterior. El 6 de noviembre, el buque ARC Victoria de la Armada Nacional de Colombia arribó al puerto Guillermón Moncada, en Santiago de Cuba, con 244 toneladas de ayuda humanitaria, incluyendo alimentos, agua embotellada, kits de higiene, mantas, petróleo y gasolina.

La entrega —supervisada por autoridades locales— benefició a cientos de familias, entre ellas la de Imandra Colas Barsaga, madre de cuatro niños que lo perdió todo en el huracán. “Fue lo único que hemos recibido. Sin eso, no sé qué hubiéramos hecho”, confesó a medios locales.

Los daños del huracán Melissa en Guantánamo fueron devastadores: destruyó viviendas, afectó la agricultura y paralizó infraestructuras esenciales. La presa La Yaya, principal fuente de agua de la provincia, tuvo que iniciar un vertimiento de emergencia, dejando al descubierto la fragilidad del sistema hidráulico cubano.

El Presidente del Consejo de Defensa Provincial llamó a los campesinos a “intensificar la siembra”, especialmente en áreas como Macambo, conocidas por su producción de hortalizas. Sin embargo, los productores aseguran que no tienen combustible, herramientas ni personal suficiente para cumplir esas órdenes.

Mientras tanto, los cubanos de El Salvador siguen enfrentando una dura realidad: sin luz, sin agua, sin recursos y con precios que duplican o triplican sus ingresos mensuales.

“Perdimos nuestras casas por el huracán, y ahora la vida se nos va tratando de comprar comida”, resumió una vecina.

La tragedia de Melissa dejó al desnudo no solo la vulnerabilidad de la infraestructura cubana, sino también la ineficiencia de un gobierno que, una vez más, promete ayuda que nunca llega.


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