Los apagones en Cuba han alcanzado niveles críticos en los últimos meses, afectando la vida cotidiana de los ciudadanos y generando un creciente malestar social. La escasez de combustible, el deterioro del sistema electroenergético nacional y la falta de inversiones en infraestructura han provocado cortes de electricidad cada vez más prolongados y frecuentes en varias provincias del país.

El reciente incidente en Cienfuegos, donde un cubano identificado como Tomás Chacón se subió a una torre de telecomunicaciones de ETECSA en el reparto Reina, es una muestra de la desesperación de la población.

Chacón, visiblemente alterado, amenazó con lanzarse al vacío si las autoridades intentaban bajarlo por la fuerza. Finalmente, los bomberos lograron convencerlo de descender, evitando una tragedia.

El hecho recuerda un episodio similar ocurrido en diciembre de 2022 en el municipio de Cruces, donde otro ciudadano, conocido como "Liván El Burro", se encaramó en una torre de ETECSA para protestar por los apagones y lanzó consignas contra el gobierno.

Las protestas y expresiones de descontento por la crisis eléctrica han ido en aumento. En varias provincias del país, los apagones superan las 12 horas diarias, generando protestas espontáneas en barrios afectados, donde los vecinos golpean cazuelas y exigen soluciones inmediatas.

Las autoridades han justificado la crisis alegando problemas técnicos en las termoeléctricas y dificultades con el suministro de combustible, pero la población ve estas explicaciones como excusas repetitivas ante una situación que solo empeora. La falta de respuestas concretas y el deterioro de los servicios básicos han llevado a un aumento del descontento social, reflejado en incidentes como el de Chacón.

El panorama sigue siendo incierto, y aunque el gobierno ha prometido estabilizar el sistema eléctrico, la población sigue sufriendo los efectos de una crisis que, lejos de resolverse, parece agudizarse.

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