Hospital General de Guantánamo: una ‘reparación’ que destapó la miseria del sistema de salud cubano
Redacción de CubitaNOW ~ jueves 16 de octubre de 2025

Las imágenes que circulan desde el Hospital General “Dr. Agostinho Neto” en Guantánamo han desatado una ola de indignación entre los cubanos. Lo que debía ser una institución reparada y funcional tras la “inversión” realizada en marzo de este año, hoy luce como un símbolo del colapso sanitario en Cuba: techos rotos, pasillos inundados, baños insalubres y una infraestructura que se desmorona ante los ojos de pacientes y familiares.
De acuerdo con denuncias ciudadanas recogidas por La Tijera, el “arreglo” prometido no fue más que un maquillaje superficial. La pintura ya se cae, las filtraciones continúan y los servicios médicos operan en condiciones precarias.
“En la sala 5to C hay un salidero en el baño desde hace más de un mes; el agua corre bajo las camas de los enfermos con neumonía”, relató un usuario indignado. Otro aseguró que “no hay camillas, ni sillas de ruedas, ni medicamentos esenciales como el nimodipino para pacientes con derrames cerebrales”.
Los comentarios reflejan el hartazgo de un pueblo que ve cómo los hospitales públicos —que alguna vez fueron orgullo del país— se han convertido en lugares de sufrimiento. “Eso no es un hospital, es un basurero”, lamentó una guantanamera. Otros recordaron que en el pasado, ese centro contaba con duchas de agua caliente, teléfonos en cada cama y una higiene ejemplar. Hoy, todo eso ha desaparecido.
Mientras el régimen presume de “logros en salud” ante organismos internacionales, las imágenes del “Agostinho Neto” muestran otra realidad: una Cuba enferma, olvidada y sin recursos. “Cuando llueve hay que subir las escaleras con sombrilla por el chorro de agua con peste a orina”, denunció una mujer.
Cada grieta en las paredes del hospital es el reflejo de un sistema que se derrumba. Los cubanos no solo enfrentan la falta de medicamentos y personal médico, sino también la indiferencia de un gobierno que prioriza la propaganda sobre la vida. En Guantánamo, el dolor tiene nombre, dirección y olor a humedad.