En la apertura del único torneo clasificatorio rumbo a los Juegos Centroamericanos y del Caribe Santo Domingo 2026, Cuba cerró la primera jornada con una actuación marcada por la entrega y la resiliencia. El ejemplo más contundente lo dejó Arley Lázaro Calderón Licourt, quien salió a la plataforma bajo circunstancias muy poco habituales: todavía en proceso de recuperación tras haber padecido el virus del Chikungunya, conocido por provocar fiebre alta, dolor articular severo y secuelas físicas que pueden extenderse durante semanas.

Aun así, Calderón decidió competir por su país y cumplió con lo esencial: 100 kg en el Arranque, 130 kg en el Envión y un Total de 230 kg, logrados con un solo intento válido en cada modalidad para evitar riesgos mayores y proteger su estado físico. Que un atleta pueda colocarse en la plataforma tan poco tiempo después de superar una enfermedad que afecta directamente la movilidad y las articulaciones, ya es en sí un triunfo mental y deportivo.

Su actuación, más allá del número final, envía un mensaje poderoso: la voluntad, el compromiso y el espíritu competitivo pueden imponerse aun en los momentos más adversos. Calderón aportó una presentación estratégica, cuidada, pero llena de coraje, en una jornada donde cada kilogramo levantado tuvo un valor añadido por el contexto en el que fue logrado.

Cuba cierra así la primera fecha con una nota de entrega, sacrificio y determinación, en una ruta clasificatoria que continúa siendo exigente, pero donde historias como la de Arley Lázaro Calderón recuerdan la fortaleza del deporte cubano incluso en medio de las dificultades.

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