El periodista y cineasta Carlos Melián relató este sábado que había adquirido un yogur de soya echado a perder en una bodega de Santiago de Cuba, de lo cual sospechó tan pronto vio la apariencia del producto.

Melián calificó en redes sociales como “una forma especial de crueldad” la venta del yogur en tales condiciones “a la gente martillada ya por apagones, falta de alimentos, etcétera”.

“Este yogurt de soya llega a mi bodega a granel una diez veces al año, de esas 10 veces solo 4 o 5 se trata de un yogurt que se puede tomar, el resto de las veces está aguado o aderezado con un saborizante desagradable”, dijo.

“Esta vez lo traen en unas bolsas selladas, con presencia, pero hinchadas como pelotas de futbol. Ya sabía que esa hinchazón eran gases de bacterias que estaban haciendo una fiesta dentro del paquete, eso vinculado a que las bolsas vinieron sin refrigeración, al abrirlas era obvio que estarían echadas a perder”, expuso.

El periodista relacionó el “sentido de crueldad” con las esperanzas de los consumidores de hallar algo decente en medio de las vicisitudes, si bien las evidencias apuntan hacia lo contrario. “Es un sentimiento complejo. La esperanza va a ser pasada ahora por un falso fusilamiento. Su dignidad va nuevamente a ser puesta a sacudidas. La crueldad brota al verme a mí y al vecino contentos porque, bueno, nos hemos hecho cierta ilusión”, comenta.

“Ahí frente a las bolsitas parecemos dos sobrevivientes de un gulag, nuestros ojos brillan, no solo ante un poco de yogurt, sino ante el mensaje de que algo indica, en estas bolsas de yogurt tan hermosas, que el país está remontando (…) Yo pensé, por ejemplo, en que quizá hay una especie de nueva forma de obtener un vacío industrial que llegó nuevo desde China junto con el nuevo empaquetado. Y ahí vamos, estamos con esa esperanza, se nos encienden los ojos, hacemos chistes que no dan gracia, pero estamos así de contentos, por este puñado de yogurt de soya, somos dos hombrecitos crédulos, hay que vernos, parecemos niños, abrimos el paquete, lo vierto en el jarro, promete la cosa porque se ve espeso, casi como masa de pan, y al probarlo puajjjjj. Podrido”, refiere.

“Son años y años, y décadas así, caballero, viviendo en este desfile, en estos falsos fusilamientos”, lamenta Melián, quien destaca que, no obstante, el vecino conserva su alegría porque el producto echado a perder podía servirle para alimentar a los cerdos.

“Y se va por el camino, ligero, activo, casi que saltando de alegría, cubriendo la decepción de no tomar el Yogurt, con la ventaja de poder alimentar a los puercos con un alimento de primera. Que alguien nos ayude a quitar esta estadística alimentaria de la ONEI. En las reuniones de balance de este mes se tranquilizarán con que vendieron tantas toneladas de yogurt que no fueron devueltas por la población, ergo fueron consumidas, aun cuando se escucharon varias quejas como esta (seguramente mal intencionadas, de que estaban echadas a perder). En la ONEI saldrá que en noviembre del 2022 se distribuyeron tantas toneladas de yogurt de Soya debidamente envasados a la población de Santiago de Cuba”, añade.

Melián finaliza su publicación precisando que el producto en cuestión fue vendido en la bodega de la Carretera Central KM 6 del territorio santiaguero. En semanas recientes, la prensa oficialista reconocía que la población local no había “aceptado mucho” un nuevo producto vendido como leche de soya, distribuido de forma normada —por la libreta de abastecimiento— a los niños de siete a 13 años, y que se encuentra “en fase de prueba técnica”.

La “leche concentrada saborizada de soya envasada” se produce a partir de cambios en el proceso de elaboración en la Pasteurizadora. “El producto es nuevo y con otras características -aunque la población no lo ha aceptado mucho”, admite un reporte. Los propios medios gubernamentales han indicado, con anterioridad, que los lácteos y alimentos llegan a la población echados a perder debido a los apagones y las irregularidades en la distribución, entre otras cuestiones. 

Recomendado para ti