El pelotero cubano Randy Arozarena, quien juega con México en el Clásico Mundial de Béisbol siendo una de las principales figuras de la novena azteca, comentó que esperaba una paliza mayor del equipo de Estados Unidos al Team Asere en el partido de semifinales en Miami.

Dicho juego finalizó con abultada diferencia de 14-2 en el estadio de los Marlins de la ciudad del sur de Florida, pero Arozarena cree que incluso los norteamericanos pudieron haber hecho más anotaciones aún.

“Yo esperaba más [carreras de Estados Unidos]”, dijo el oriundo de Pinar del Río, nacionalizado mexicano hace apenas un año, en declaraciones al periodista Jorge Ebro del Nuevo Herald.

“Es que hay mucha diferencia entre el béisbol de un país y otro. [En Cuba] hacen jugadas que son ya del pasado y todo el mundo sabe la calidad que tiene el béisbol aquí en las Grandes Ligas. Se estaban enfrentando con los mejores”, argumentó.

De igual modo, Arozarena desestimó la influencia del público en el estadio de Miami, donde una gran parte de la afición pidió libertad y el fin del régimen comunista, mientras que cuatro cubanos se lanzaron al terreno con pancartas con mensajes políticos.

“No, los muchachos se enfocaron en jugar pelota, ellos no les hacen casos a esos gritos”, aseguró Arozarena. “Se trata del talento, es calidad del béisbol, calidad de jugadores, Solo eso. Ellos ni escuchan cuando están jugando”, enfatizó.

Arozarena salió de Cuba en 2016 después de dos temporadas en la Serie Nacional de Cuba con Pinar del Río. En el equipo mexicano, para esta edición del Clásico, se ha convertido en una figura vital para que la nación azteca conquistara el primer lugar del Grupo C del Clásico con una línea de .500/.632/1.071 ( un OPS de 1.703), con cinco dobles y nueve empujadas.

En el choque de cuartos de final contra Puerto Rico, Arozarena, jugador de Tampa Bay en Grandes Ligas, realizó una atrapada en el jardín izquierdo que resultó determinante para mantener en la lucha por el título al equipo mexicano.

El año pasado Randy Arozarena era cubano y no podía representar a Estados Unidos en el Clásico Mundial de Beisbol, así que pidió su carta de naturalización a las autoridades mexicanas, país por el que mantiene gran simpatía. En cada oportunidad que tiene, se le ve cubrir su cabeza con un sombrero de charro y hasta una máscara del Místico, ídolo de la lucha libre mexicana.

Tras su huida de Cuba, logró consagrarse como pelotero en la Liga Mexicana de Beisbol y la Liga Mexicana del Pacífico. “Para mí, mi segundo país, fue donde llegué cuando salí de Cuba, tengo una niña mexicana, agradecido con México y es como si fuera mi casa”, dijo en una entrevista.

“Emoción, felicidad, ansioso de demostrar al mundo lo orgulloso que estoy de ser mexicano, desde niño quise jugar un Clásico Mundial y me llega la oportunidad con México”, agregó. 

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