La emigración cubana sigue escribiendo capítulos marcados por el dolor y la tragedia. Esta vez, el luto llega hasta el municipio de Antilla, en la provincia de Holguín, tras conocerse la muerte de Milena, una joven madre que había viajado a Guyana con la esperanza de forjar una vida diferente.

Milena dio a luz en ese país, pero complicaciones graves la dejaron en coma durante varios días.

Su suegra, Ismaris Hernández, reconocida enfermera de Antilla, la acompañó todo el tiempo en el hospital de la Guayana Francesa, aferrada a la esperanza de que la joven se recuperara. Sin embargo, la noticia final fue devastadora: Milena falleció, dejando a su familia y a toda su comunidad sumida en el dolor.

La noticia fue confirmada en redes sociales por allegados, entre ellos Yailet Hastie, también de Antilla, quien escribió un emotivo mensaje en el que agradeció la solidaridad recibida durante la batalla de la joven. “Todos sabemos, mi niña, cómo luchaste para ganar esta guerra. Luz eterna para ti. El cielo ganó hoy un ángel”, expresó.

La familia, en medio de la conmoción, pidió comprensión por no poder responder llamadas y mensajes en estos momentos tan difíciles.

Agradecieron, no obstante, el acompañamiento y las cadenas de oración que se levantaron dentro y fuera de Cuba por la salud de Milena.

El caso expone una realidad cada vez más frecuente: miles de cubanos deciden abandonar la Isla en busca de mejores horizontes, sin importar el riesgo ni el destino.

Guyana se ha convertido en uno de los puntos de paso más utilizados por quienes buscan salir de Cuba, a menudo como antesala de un largo y peligroso recorrido migratorio.

La tragedia de Milena ilustra el costo humano de una nación en la que la falta de oportunidades, la precariedad económica y el deterioro de los servicios de salud empujan a los jóvenes a buscar alternativas fuera de sus fronteras.

En medio de ese éxodo constante, historias como esta evidencian que no siempre el camino hacia un futuro mejor trae consigo esperanza; a veces, deja solo vacío y despedidas prematuras.

Milena partió con sueños, pero su vida terminó en tierra extranjera, lejos del pueblo que la vio nacer.

Hoy, Antilla llora a una de sus hijas más jóvenes, víctima de la desesperanza que marca a toda una generación de cubanos.

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