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Paciente diabética en urgencias del CIMEQ reclama tiras reactivas mientras el hospital colapsa

Redacción de CubitaNOW ~ lunes 3 de noviembre de 2025

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La dramática denuncia de una mujer que clama por ayuda para su sobrina, internada en el hospital CIMEQ tras un pico diabético, desnuda un problema que va más allá de un caso aislado: es la evidencia de un sistema de salud en vías de colapso en la Isla.

Según la publicación de La Tijera en Facebook, la joven fue llevada “cerca del hospital CIMEQ” luego de que presentara una crisis de diabetes y —lo que es aún más grave— afirma que “no hay nada” en ese centro para medir su nivel de glucosa, siendo la solicitud urgente de tiras reactivas el único recurso viable para monitorear su azúcar en la sangre.

La denunciante es una señora desesperada, Araceli, que se halla con el virus en cama sin poder pararse, con todas las articulaciones rígidas… y a pesar de su propia condición crítica, clama ayuda para su sobrina Magdalena Dieguez Escalona, residente en Santa Fe, Playa, quien se encuentra grave en el hospital CIMEQ tras un pico diabético ocurrido cerca de esa instalación médica.

Esta situación ocurre justamente en el CIMEQ, una institución que durante décadas fue considerada la “joya del sistema de salud” cubano, construida en 1979 para tratar casos complejos y atender a altos cargos políticos.

Sin embargo, el contraste entre su prestigio histórico y la crisis sanitaria que hoy documentan los pacientes no puede pasarse por alto.

El colapso del sistema sanitario se ha evidenciado en múltiples informes independientes: carencia de medicinas esenciales, ausencia de reactivos para análisis, deterioro de infraestructuras, y médicos que admiten públicamente que “ni en el Período Especial existió tanto desabastecimiento”.

En este contexto, el hecho de que una paciente con diabetes —una patología que requiere controles constantes y vigilados— esté sin tiras para glucómetro en una instalación de primer nivel es estremecedor y plantea preguntas que demandan respuestas urgentes.

La familia de la paciente ha solicitado donaciones y apoyo inmediato: las redes de solidaridad son muchas veces la única vía de esperanza para quienes viven estas carencias. Pero más allá de la ayuda puntual, lo esencial es que se active un mecanismo de supervisión, denuncia y solución institucional. Cuando un hospital destinado a la élite o a casos especiales deja desamparado a quienes están a un paso de la muerte, se expone la falla estructural de todo el sistema.

Hoy la urgencia es doble: atender a la paciente Magdalena Díeguez Escalona y asegurar que su caso no quede en el anonimato, sino que sirva de punto de arranque para preguntar: ¿por qué no se dispone de tiras reactivas? ¿Qué pasó con los recursos que deberían garantizar la atención básica? ¿A quién rinde cuentas la salud pública cubana cuando estas situaciones emergen?

Existen testimonios de que en otros hospitales los materiales más simples —como suturas, soluciones salinas o jeringuillas— han sido escasos durante semanas o meses.

En definitiva: no se trata solo de la tragedia de una paciente o de una denuncia más en redes sociales. Es un grito de auxilio desde un médico centro que no puede cumplir su función más elemental: medir la glucosa de una persona que entra en crisis. Y ese grito merece ser escuchado, documentado y gestionado.



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