Una escena de terror se ha convertido en parte del paisaje diario en Centro Habana. En la esquina de Belascoaín y San Miguel, un edificio en ruinas acumula basura, escombros y humedad. Lo peor: amenaza con desplomarse sobre peatones y vehículos, sin una sola señal de advertencia ni intervención estatal.

Vecinos denuncian la situación desde hace más de cinco años, pero la respuesta oficial ha sido la misma de siempre: silencio, evasivas y olvido. Las imágenes compartidas por Carlos Espinosa Betancourt en el grupo de Facebook Maravilloso Malecón hablan por sí solas. La escena, descrita por muchos como "apocalíptica", parece salida de una película de zombies: columnas agrietadas, techos desplomados, basura apilada y un olor insoportable.

La fotógrafa Marta Rojas también documentó la zona, reforzando una denuncia que debería sacudir conciencias. Pero, como tantas otras veces, la tragedia se cocina a fuego lento mientras las autoridades miran hacia otro lado.

No es la primera advertencia. Desde 2020, los vecinos alertaron en la prensa oficial sobre los peligros del inmueble. En su carta a Juventud Rebelde, Elvira López señalaba que los ómnibus y camiones que transitan por Belascoaín hacen vibrar la estructura, aumentando el riesgo de un colapso inminente.

Recordemos que en enero de 2020, tres niñas perdieron la vida cuando un balcón colapsó en el barrio de Jesús María. ¿Vamos a esperar otro hecho trágico para actuar?

El abandono estructural en La Habana no es nuevo. Muchos edificios centenarios sufren los estragos del tiempo, la humedad, la falta de mantenimiento y una política de vivienda que no da respuestas. Los habaneros viven con el alma en vilo, durmiendo bajo techos que podrían desplomarse en cualquier momento.

Y mientras todo esto sucede, Miguel Díaz Canel y la no primera dama recorren Asia y asisten a eventos culturales y sociales en un avión rentado con el dinero que le roban al pueblo.

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