El régimen cubano promete 1,200 MW de energía solar para 2025, pero enfrenta escepticismo por su historial de promesas incumplidas y un sistema energético colapsado que depende de importaciones. La cúpula dictatorial volvió a lanzar una de sus habituales promesas de recuperación energética, esta vez asegurando que construirá 55 parques solares con una capacidad de 1,200 megavatios (MW) antes de finalizar 2025.

El anuncio, realizado durante la sesión de balance anual del Ministerio de Energía y Minas en el Palacio de Convenciones de La Habana, se suma a una larga lista de compromisos incumplidos mientras el país sigue sufriendo apagones constantes y un colapso del Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

El evento contó con la presencia del gobernante designado Miguel Díaz-Canel, junto al primer ministro Manuel Marrero Cruz y el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy.

Sin dudas, la nueva distracción es la propaganda acerca de los parques solares. 

Marrero Cruz afirmó que la estrategia del régimen es construir entre cinco y seis parques solares fotovoltaicos al mes, prometiendo cerrar 2025 con 1,200 MW de energía renovable instalada.

"Ya están casi concluidos los dos primeros parques y todo el proceso intensivo que se desarrolla nos permitirá dar un salto grande y terminar el año con unos 1,000 o 1,200 MW. Va a tener un impacto muy importante", declaró Marrero, repitiendo el mismo discurso que el régimen ha utilizado en múltiples ocasiones sin resultados tangibles.

El dirigente aseguró que en julio de 2025 se espera la finalización de 27 parques solares que aportarían 590 MW, aunque la experiencia demuestra que estas cifras son meros anuncios para calmar la indignación popular.

En el pasado, el régimen ha prometido mejoras que nunca se concretaron, mientras la población sigue enfrentando apagones de hasta 20 horas diarias en algunas localidades.

Mientras las promesas del régimen siguen acumulándose, la realidad es que el sistema energético cubano se encuentra en un estado crítico. Las termoeléctricas operan con tecnología obsoleta, falta de mantenimiento e incapacidad para generar la energía que el país necesita.

El propio De la O Levy admitió que "2025 tiene grandes metas y compromisos, entre ellos la recuperación de la generación distribuida y los mantenimientos planificados a las centrales térmicas".

Sin embargo, no explicó cómo lograrán estas supuestas metas cuando la infraestructura sigue deteriorándose y no cuentan con acceso a financiamiento ni tecnología para una recuperación sostenible.

El director de la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) Alfredo López Valdés reconoció que el país seguirá dependiendo de la importación de componentes clave para el sistema eléctrico.

"Se van a construir en Cuba muchos componentes que otras veces no se han construido en el país. Pero hay algunos que, de todas formas, hay que importarlos", afirmó, dejando en evidencia que no hay una solución estructural a la crisis energética.

El balance del Ministerio de Energía y Minas también abordó temas como el enfrentamiento al delito y la digitalización de servicios, en un intento de desviar la atención de la crisis que sigue golpeando a los cubanos.

Mientras el gobierno sigue repitiendo sus promesas vacías, la indignación popular crece ante la falta de electricidad y la profundización de la crisis económica. En los últimos tiempos, el descontento ha derivado en esporádicas y espontáneas protestas en varias provincias, a lo que el régimen ha respondido con represión y detenciones arbitrarias.

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