Otra jornada sin luz: ¿hasta cuándo resistirán los cubanos?
Redacción de CubitaNOW ~ jueves 29 de mayo de 2025

Cuba continúa atrapada en una de sus peores crisis energéticas de las últimas décadas. El colapso técnico del Sistema Eléctrico Nacional, con múltiples unidades averiadas o en mantenimiento, se ha vuelto la norma, no la excepción.
A la falta de generación eléctrica por problemas estructurales, se suma la escasez de combustible y la inoperatividad de decenas de centrales de generación distribuida. Todo esto impacta directamente en la vida cotidiana de millones de cubanos, que han tenido que reorganizar sus rutinas, conservar alimentos como pueden y soportar horas interminables de calor sin ventilación. “El apagón ya no es un evento: es un modo de vida”, expresó un residente de Holguín en redes sociales.
Mayo ha sido particularmente dramático. Tras una breve y artificial "tregua eléctrica" el 1 de mayo, ofrecida para salvar la imagen del régimen durante los actos oficiales, la crisis se intensificó. En muchas provincias, como Santiago de Cuba, Camagüey y Pinar del Río, los cortes alcanzan hasta 20 horas diarias.
La desesperación ciudadana no tardó en manifestarse: cacerolazos, protestas espontáneas y gritos de “¡comida y corriente!” se escuchan por todo el país, mientras las redes sociales se llenan de denuncias pese a la censura digital.
“Nadie les cree”, se ha convertido en un mantra popular frente a los partes diarios de la UNE, que publican cifras y previsiones cada vez más alejadas de la realidad vivida. Para muchos, los informes ya no informan: encubren.
Y la narrativa oficial que culpa al embargo o al clima ha perdido toda eficacia. La población apunta ahora con más claridad a las causas internas: décadas de desinversión, corrupción, y una estructura energética obsoleta.
Mientras el gobierno promete una “solución definitiva” en tres años, la paciencia social se evapora con cada apagón. Cuba, sumida en una parálisis eléctrica, vive también una crisis de confianza, de legitimidad y de esperanza. El país resiste, pero el límite está cerca.