El disidente cubano Daniel Llorente, conocido como el "hombre de la bandera", sobrevive en las calles de Tampa, donde se radicó tras llegar a Estados Unidos en compañía de su hijo de 22 años.

De acuerdo con el reporte del diario Tampa Bay Times, Llorente duerme en su automóvil y no ha podido encontrar una vivienda que pueda pagar.

El cubano arribó a tierra estadounidense después de una larga y peligrosa travesía por Centroamérica y México en busca de asilo político, sin embargo, todavía no lo ha conseguido.

“A veces hay que empezar de cero”, señaló Llorente, de 58 años, al citado medio. “La vida es complicada en cualquier parte del mundo”, agregó, al tiempo que explicó que quedó en la calle en octubre tras dejar la casa de un amigo que lo acogió de manera temporal en lo que se organizaba.

Hasta la fecha, el hombre no ha podido hallar un hogar donde reiniciar su vida.

“Ha estado limitado a trabajos de salario mínimo. Su caso legal aún está pendiente. Ha estado esperando durante meses su entrevista con un oficial de asilo para explicar las razones por las que solicita protección y probar los detalles de su historia de persecución. Si gana su estatus de asilo, Llorente puede solicitar una tarjeta verde de 10 años, que se requiere antes de solicitar la ciudadanía”, refiere el portal.

El 'hombre de la bandera' viajó a Estados Unidos con su hijo, Eliezer. Los dos han trabajado para ganarse en la vida en la construcción, mantenimiento, paisajismo y limpieza de oficinas.

Gracias a sus esfuerzos pudieron comprar un auto Mazda que luego se rompió, de ahí que tuvieron que pagar $900 que Llorente estaba ahorrando para el depósito de una renta.

Después de eso, Daniel Llorente y su hijo “tomaron caminos diferentes: Eliezer se fue a vivir con la familia de su novia cubana a Tampa y encontró un trabajo de tiempo completo en un restaurante local lavando platos y ayudando en la cocina”.

Llorente tenía problemas para pagar las facturas porque estaba desempleado y sin la ayuda de ningún familiar. Según refiere ak citado medio, ha pasado noches en refugios y estacionamientos del Ejército de Salvación en el área de Tampa Bay.

Hace poco tiempo Llorente estacionó su automóvil frente al Good Samaritan Inn, una casa de huéspedes en N Florida Avenue, donde intentará tratar de dormir con otros inquilinos que pagan $130 por semana.

“No hay nada disponible en este momento en el Buen Samaritano, pero el administrador dijo que es cuestión de tiempo”, dijo Llorente. “Soy un hombre de fe y creo que cuando una puerta se cierra, otra se abre”, argumentó.

Según comenta, mantiene comunicación con su hijo. A diario conversan.

Recientemente, Llorente consiguió un trabajo como pintor en un lugar de construcción cerca del Centro Comercial Universitario. No obstante, de vez en cuando visita organizaciones benéficas pidiendo ayuda.

Aun depende de estas para conseguir alimentos, ropa y productos de cuidado personal.

En 2017, durante el acto del 1ro de Mayo, en la Plaza de la Revolución, Llorente irrumpió la celebración comunista ondeando una bandera estadounidense y gritando “¡Libertad!”. 

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