Desde la provincia de Guantánamo llega una historia que ha sacudido las redes sociales y conmovido a miles de cubanos dentro y fuera de la Isla. El protagonista es el profesor Medina, un educador querido por su comunidad, conocido por su bondad, su paciencia y su entrega a la enseñanza. Hoy, sin embargo, su vida se resume en una habitación semiderruida, una enfermedad sin tratamiento y un colchón convertido en refugio.

Según denunció la página La Tijera News, el profesor Medina vive en condiciones indignas tras haber perdido gran parte de su vivienda por el paso del Huracán Melissa. Enfermo y sin recibir atención médica, sobrevive en el más absoluto abandono. “Duerme debajo del colchón porque el techo amenaza con caerle encima”, relata el testimonio compartido, acompañado de imágenes que revelan la crudeza de su realidad.

Los comentarios en la publicación reflejan la indignación y la tristeza de los cubanos:

“Esto no es vida ni para un animal”, escribió un usuario, mientras otro lamentó que “en ese país todos van a morir abandonados a su suerte”. Algunos, como Yaineris Samón, aseguraron haber conocido al profesor Medina cuando trabajaba en la ESBU "Américo Desliz" en Jamaica, recordándolo como un maestro ejemplar. Otros confirmaron que hoy reside en Guantánamo, donde su salud se deteriora sin ayuda estatal.

La publicación de La Tijera no solo denuncia un caso puntual, sino que expone la crisis estructural del sistema educativo y social cubano, donde quienes dedicaron su vida a enseñar, hoy sobreviven entre la miseria y el olvido.

“Muchos conocieron al profesor Medina por sus cuentos y su gran corazón. Siempre dispuesto a ayudar, a enseñar y a dar sin pedir nada. Hoy él necesita de nosotros”, se lee en el mensaje, que hace un llamado urgente a la solidaridad.

La historia del profesor Medina se ha convertido en un símbolo del abandono de los maestros en Cuba, una realidad que duele aún más cuando se recuerda que la educación fue, alguna vez, uno de los pilares más defendidos por el discurso oficial.

Mientras el gobierno guarda silencio, la ciudadanía vuelve a demostrar que la empatía sigue viva. “Demostremos que aún existen corazones unidos” porque, como escribiera una internauta con lágrimas digitales: “Quien dio tanto amor, no merece dormir debajo de un colchón esperando ayuda que nunca llega.”

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