El robo de motorinas sigue en aumento en toda Cuba, y Pinar del Río no es la excepción. Recientemente, la Sala Primera de lo Penal del Tribunal Provincial Popular de esta provincia celebró un juicio público contra una banda de ocho individuos acusados de robo con fuerza, hurto y receptación, todos de carácter continuado.

Según las investigaciones, los acusados operaban en los municipios de Consolación del Sur y Pinar del Río, ingresando a viviendas, garajes y otros espacios privados tras forzar puertas, candados y techos. Su principal objetivo eran motorinas y motos de combustión, aunque también se apropiaban de otros objetos de valor. En la cabecera provincial, aprovechaban los descuidos de los propietarios para sustraer los vehículos estacionados en la vía pública.

El juicio reveló que, si bien algunas víctimas lograron recuperar sus bienes gracias a la investigación policial, otras aún permanecen afectadas económicamente. El tribunal impuso penas que van de tres a 15 años de privación de libertad, además de la prohibición de salida del país por el mismo período de la condena. También se ordenó la reparación del daño material a los afectados.

Este caso refleja una problemática creciente en Cuba: el robo de motorinas, que se ha convertido en uno de los delitos más comunes en el país. En redes sociales y medios independientes, se reportan constantemente nuevos casos en diversas provincias, desde La Habana hasta Santiago de Cuba. La escasez de transporte y el alto valor de estos vehículos en el mercado informal los han convertido en un blanco frecuente de la delincuencia.

Mientras el gobierno intenta controlar el auge de la criminalidad con medidas represivas, los ciudadanos continúan enfrentando la inseguridad sin garantías reales de que sus bienes estarán protegidos. El fenómeno, lejos de ser un hecho aislado, evidencia el deterioro de la seguridad pública en Cuba.

Tanto los acusados como la Fiscalía tienen derecho a apelar la sentencia ante el Tribunal Supremo Popular. Sin embargo, el problema de fondo sigue sin resolverse: la crisis económica y la falta de recursos han convertido el robo de motorinas en un negocio en auge, dejando a la población en una situación cada vez más vulnerable.

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