Tras la viralización de un clip en el que Miguel Díaz-Canel responde con visible molestia a una vecina damnificada en El Cobre (Santiago de Cuba) —“Yo tampoco tengo para dártela ahora”—, el espacio oficialista Chapeando Bajito salió en defensa del mandatario y atribuyó a las redes sociales una “manipulación” del contexto.

El video, ampliamente difundido en plataformas digitales y en el programa del influencer Alex Otaola, muestra un intercambio tenso cuando la mujer reclama la pérdida de su cama tras el huracán Melissa. “No tenemos cama”, dice la vecina. “Y yo tampoco tengo para dártela ahora”, responde el gobernante. La escena generó una ola de críticas dentro y fuera de la isla, donde muchos interpretaron la frase como un gesto de arrogancia y falta de empatía ante la urgencia de los afectados.

Este domingo, Chapeando Bajito —conducido por la periodista Arleen Rodríguez Derivet y difundido en Facebook y Cubadebate— intentó “aclarar” lo sucedido, acusando a medios independientes de tergiversar el intercambio. “En las últimas horas circula por las redes un video, convenientemente editado, con la respuesta del presidente Díaz-Canel a una mujer granmense que le manifestó haber perdido su cama y colchón tras el paso del huracán Melissa”, señaló el programa, calificándolo como parte de una “propaganda anticubana orientada al asesinato de reputación” del mandatario.

Según el espacio oficialista, el fragmento compartido “omite elementos de una respuesta mucho más amplia”, en la que el presidente habría detallado los pasos de la recuperación y la llegada de donativos. El programa divulgó una supuesta transcripción completa donde el gobernante reiteraba que “no tenía cama para darle ahora”, pero prometía atención posterior mediante brigadas y recursos estatales.

La emisión sostuvo además que la controversia formaría parte de una “operación mediática” contra el Gobierno, en momentos en que busca exhibir una gestión “eficiente” ante Melissa, “sin una sola víctima fatal que lamentar”. La respuesta oficial evidencia el interés por controlar el relato en torno a la figura presidencial, en un contexto de creciente malestar social y agotamiento económico.

Mientras tanto, el video continúa circulando acompañado de testimonios de residentes que denuncian falta de asistencia y el deterioro de las condiciones en El Cobre, enclave simbólico de fe y resistencia. Para numerosos usuarios, la reacción oficial “ataca al mensajero” sin reconocer la insensibilidad de la respuesta presidencial en medio de la devastación que sufren miles de familias orientales.

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