Una fuerte ola de indignación se ha desatado en redes sociales tras la denuncia de una brutal agresión sufrida por Maidolis Calzadilla, una mujer del municipio Cotorro, en La Habana, a manos de un hombre identificado como Luis Sosa.

El hecho, revelado en exclusiva por La Tijera News, ocurrió en el Reparto Lotería luego de que Calzadilla interviniera en una discusión entre Sosa y su hija. La respuesta del agresor fue una golpiza tan violenta que la víctima terminó con fractura de mandíbula, requiriendo cirugía maxilofacial e ingreso hospitalario.

"Soy una señora mayor… No me dejó hablar. Me propinó una golpiza que terminó llevándome al hospital", narró la víctima con visible afectación. Lo que más ha indignado a la comunidad es que, pese a la gravedad de la agresión, el victimario continúa libre. Según la denuncia, las autoridades se niegan a actuar, escudándose en la edad avanzada del agresor.

"¿Hasta cuándo la impunidad? ¿Desde cuándo la edad se convierte en licencia para violentar a otros?", se preguntan cientos de usuarios en Facebook. Los comentarios no se hicieron esperar: muchos acusan a la policía de inacción y de doble rasero. “Cuando se trata de detener a un anciano por vender maní o cigarros, sí actúan. Pero si ese mismo anciano golpea salvajemente a una mujer, entonces es demasiado viejo para responder ante la ley”, escribió una usuaria.

Otros han señalado que la supuesta vejez de Sosa no le impidió ejercer una violencia desmedida. “Si tuvo fuerza para romperle la mandíbula a una mujer, tiene fuerza para ir preso”, publicó un internauta.

La mayoría clama justicia, advirtiendo sobre el peligro de dejar impune este tipo de agresiones y cuestiona si el agresor goza de alguna protección especial o vínculos con las autoridades.

"Ser anciano no exime a nadie de responder ante la justicia. Al ignorar esta agresión, el sistema valida la violencia de género y manda un mensaje peligroso: que hay intocables", expresó una comentarista. Otros, como Gustavo Fonseca, van más allá y sugieren que el agresor podría ser “un chivato represor” al servicio del régimen, lo que explicaría la falta de acción oficial.

Lo cierto es que Maidolis Calzadilla representa hoy a muchas víctimas silenciadas. Su caso ha desatado una discusión nacional sobre la violencia, la justicia y la igualdad ante la ley en un país donde, cada vez más, los abusos se encuentran con un muro de indiferencia institucional.

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