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Nuevo reto para el béisbol cubano: ¿triunfo o papelazo en la Copa del Caribe?

Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 12 de noviembre de 2025

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Del primero al 9 de diciembre, la selección de Cuba volverá al diamante regional en la séptima Copa del Caribe de Béisbol, que se celebrará en las South Bahamas, un escenario que promete competencia dura y un examen serio para el equipo antillano. Tras un ciclo reciente marcado por altibajos, el conjunto cubano llega a esta cita con más dudas que certezas y con la presión de demostrar que su béisbol aún conserva el brillo que alguna vez lo distinguió como potencia en el Caribe.

El historial reciente en esta competencia explica por qué muchos hablan de un posible “nuevo papelazo”. En la tercera edición de la Copa del Caribe, celebrada en 2021, Cuba obtuvo la medalla de plata, superada por Curazao. Repitió el subtítulo en 2022, esta vez ante Puerto Rico. En 2023, por fin, los cubanos se alzaron con el título de campeones, venciendo nuevamente a Curazao 3-1 en la final y dando señales de recuperación. Sin embargo, la ilusión duró poco: en la sexta edición de 2024, realizada en Nassau, Bahamas, el equipo apenas consiguió el bronce tras derrotar a San Martín 2-1 en el partido por el tercer lugar.

Esa secuencia —plata, plata, oro y luego bronce— refleja una curva de rendimiento que empieza a preocupar. Mientras los países del Caribe anglófono y neerlandófono, como Curazao, Islas Vírgenes y Bahamas, elevan su nivel competitivo, Cuba sigue arrastrando los mismos males: falta de renovación, estructura rígida, poca preparación internacional y un constante drenaje de talento hacia ligas extranjeras.

De cara a la edición de diciembre, la pregunta inevitable es si Cuba podrá recuperar el paso o si se repetirá el guion de las últimas decepciones internacionales. La presión será grande. El equipo llega con la obligación moral de demostrar que su campeonato de 2023 no fue un golpe de suerte, sino el fruto de una evolución real. Pero en los hechos, no hay señales claras de una planificación sólida ni de una estrategia de largo alcance para sostener resultados.

En el entorno caribeño, donde cada año crecen nuevas potencias beisboleras, los nombres ya no asustan. Cuba, que en el pasado se imponía por respeto histórico, hoy enfrenta rivales con plantillas reforzadas por jugadores profesionales de ligas europeas y norteamericanas, mientras su propia base de talentos se reduce.

A su favor, el equipo cubano conserva experiencia, mística y el orgullo nacional que suele alimentar su espíritu competitivo. Pero la inconsistencia mostrada en los últimos torneos y la falta de fogueo internacional reciente despiertan dudas razonables.

La séptima Copa del Caribe de Béisbol será, por tanto, mucho más que un torneo regional: será un termómetro del momento actual del béisbol cubano. Un escenario donde se medirá si aún queda grandeza detrás del uniforme o si el declive deportivo continúa disfrazado de discursos triunfalistas.

En diciembre, Cuba volverá al terreno con la esperanza de revivir su prestigio. Pero los resultados recientes advierten que, salvo una reacción contundente, el desenlace podría ser el mismo que muchos temen y otros ya anticipan: otro papelazo en el Caribe.


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