En la situación actual en la que vive la Isla, la represión y el acoso hacia periodistas y comunicadores se ha incrementado. La nueva ley de comunicación social en Cuba prohíbe los medios de comunicación independientes y por ende se ha intensificado la presión sobre los periodistas independientes. Muchos de ellos han sido acosados, agredidos y forzados a abandonar su trabajo periodístico debido a esta legislación, que busca eliminar cualquier forma de disidencia y control sobre la narrativa oficial del gobierno.

Los ejemplos de ese asedio sobran: el periodista independiente cubano Yeris Curbelo Aguilera fue sentenciado a dos años de prisión el 24 de septiembre por su trabajo informando sobre una protesta contra el gobierno en Caimanera, Guantánamo, para el medio independiente Palenque Visión. Esta sentencia coincidió con la entrada en vigor de una la nueva ley de comunicación social en Cuba.

Curbelo Aguilera reportó sobre una protesta en mayo del año pasado en Caimanera, un pueblo cercano a la base naval estadounidense en Guantánamo. Antes de su juicio, Curbelo Aguilera publicó un video en el que denunció haber sido agredido por tres hombres supuestamente vinculados con la Seguridad del Estado cubano el Día de los Padres. También afirmó que dos de estos hombres agredieron a su hijo meses antes, en abril. Sin embargo, en un giro irónico, Curbelo Aguilera fue acusado de agresión en un caso que, según él, fue fabricado para castigarlo por su activismo político y su labor periodística.

La situación de Curbelo Aguilera no es única. Otros periodistas independientes en Cuba enfrentan amenazas, hostigamiento y represalias por parte del estado, lo que refleja un panorama sombrío para la libertad de prensa y la expresión en la Isla. Otros ejemplos destacados son el de Luz Escobar, periodista del diario digital 14ymedio, fundado por la reconocida bloguera Yoani Sánchez. Luz ha sido citada, interrogada y sometida a vigilancia constante por la Seguridad del Estado. En varias ocasiones, ha sido impedida de salir de su casa bajo arresto domiciliario para evitar que cubra eventos sensibles.

Héctor Luis Valdés Cocho: periodista independiente y activista LGBTI. Ha sido detenido en múltiples ocasiones y sujeto a actos de repudio organizados por las autoridades; en diciembre de 2021, fue forzado a abandonar el país tras recibir amenazas de encarcelamiento y sufrir continuos actos de intimidación.

Yoeni de Jesús Guerra García: colaborador de varios medios independientes, incluido Diario de Cuba. Ha enfrentado detenciones arbitrarias y hostigamiento constante. En una ocasión, fue retenido durante varios días y sus equipos de trabajo, como cámaras y computadoras, fueron confiscados.

Camila Acosta: corresponsal de CubaNet y colaboradora de ABC.Ha sido arrestada en múltiples ocasiones y enfrentado un cerco policial constante alrededor de su vivienda. En julio de 2021, fue detenida por cubrir las protestas antigubernamentales del 11 de julio y liberada días después bajo medidas cautelares restrictivas.

Iliana Hernández: periodista y activista vinculada al Movimiento San Isidro y colaboradora de CiberCuba. Ha sido detenida y hostigada regularmente, incluyendo arrestos domiciliarios y vigilancia constante.Su vivienda ha sido objeto de registros sin orden judicial y ha sido agredida físicamente por agentes de la Seguridad del Estado.

Henry Constantín Ferreiro: director de la revista La Hora de Cuba. Ha sido detenido en múltiples ocasiones, sometido a interrogatorios y prohibido de salir del país. En varias ocasiones, las autoridades le han confiscado equipos de trabajo y han cerrado temporalmente la revista.

Estos ejemplos ilustran cómo el estado cubano emplea una variedad de tácticas para reprimir a los periodistas independientes, desde el hostigamiento legal y físico hasta la vigilancia y la detención arbitraria. La nueva ley de comunicación social ha intensificado estas acciones, dificultando aún más la labor de informar de manera independiente en Cuba.

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