El ministro de Energía y Minas, Vicente de La O Levy, junto a Rosell Guerra Campaña, director de Energía Renovable del mismo ministerio, participaron este miércoles en el programa "Mesa Redonda" para ofrecer detalles sobre la situación actual de la generación eléctrica en Cuba y los planes a mediano plazo para mejorarla.

El sistema eléctrico cubano enfrenta serios desafíos debido a la falta de mantenimiento adecuado, la obsolescencia de las plantas y la dependencia de combustibles importados. Esto ha resultado en apagones prolongados, una creciente demanda no satisfecha y dificultades en la gestión y distribución de la electricidad.

Según lo relatado por Vicente de la O Levy, las buenas y malas noticias para los cubanos en cuanto a la generación eléctrica son las siguientes, saque usted sus propias conclusiones:

La buena noticia:

“Estamos convencidos de que, con el crecimiento de las energías renovables, el crecimiento de Energas, y con las reparaciones que estamos haciendo en las unidades térmicas, al menos tendremos un minuto en 2025 en el que no tendremos que consumir combustible importado. Ese será el primer minuto. Y la meta será incrementarlo. Hasta que llegue el momento en que dejemos de consumir combustible importado. Será un camino largo y lleno de obstáculos, pero es un camino seguro”, dijo De La O Levy.

El ministro comentó que en las próximas semanas, “gracias a la naturaleza, como las temperaturas comienzan a bajar, se producirá una disminución lógica de los consumos y eso favorece”.

Ello, acotó, “disminuirá las horas de apagones”, aunque ya se han planificado los mantenimientos en las termoeléctricas, como se mencionaba antes.

Las malas noticias:

Falta de unidades de reserva: Cuba no cuenta con capacidad de generación eléctrica de reserva, lo que obliga a realizar mantenimientos que impactan directamente a la población con cortes eléctricos programados. Aunque se cumplieron los mantenimientos planificados durante el primer semestre, las afectaciones superaron las horas previstas debido a la escasez de combustible, especialmente en los meses de marzo, mayo y junio.

Dependencia de combustibles importados: A pesar de que las termoeléctricas y Energás dependen del crudo y gas nacionales, gran parte del combustible para la generación eléctrica debe ser importado. Esto se ha vuelto más complicado, afectando la capacidad de refinación de crudo en el país, lo que agrava los problemas energéticos.

Deterioro del sistema eléctrico: Muchas plantas eléctricas tienen décadas de explotación, lo que ha reducido su capacidad operativa. Unidades como Mariel 7 fueron dañadas por incendios, y otras como Tallapiedra, con más de 60 años, fueron retiradas, lo que disminuye la disponibilidad total del parque eléctrico. Además, las plantas en funcionamiento tienen limitaciones técnicas, generando menos energía de la esperada, y las reparaciones solo las "mantienen vivas", sin restaurarlas por completo.

Impacto de los apagones: Aunque los mantenimientos redujeron los apagones durante julio, en agosto hubo problemas significativos, agravados por las salidas inesperadas de plantas clave como Felton y Céspedes. Estas fallas no se atribuyen a la mala calidad de los mantenimientos, sino a la antigüedad de las instalaciones, que requieren reparaciones constantes con recursos limitados.

Crecimiento de la demanda energética: La creciente demanda, impulsada por la transformación económica del país y nuevos actores económicos, ha exacerbado la crisis energética. Los apagones prolongados aumentan el consumo energético cuando la electricidad regresa, creando picos anormales de demanda que el sistema no puede manejar.

Problemas estructurales: El incendio en Felton 2 y las fallas en otras plantas reflejan los desafíos tecnológicos y financieros que enfrenta el país. La reconstrucción de la caldera de Felton 2, por ejemplo, requiere un financiamiento externo de 50 millones de dólares, una suma que aún no se ha asegurado completamente.

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