Lamentablemente, los esfuerzos de algunos buenos samaritanos no fueron suficientes y la ballena que quedó varada en la playa Baracoa de Artemisa, falleció. Las autoridades retiraron los restos: bomberos, policías y miembros de las Fuerzas Armadas acudieron a la playa para sacar al animal y retirar sus restos del espacio público.

Los vecinos de la comunidad ayudaron en las labores y quedaron consternados por la muerte de tan hermoso animal. El cetáceo avistado en Playa Baracoa era un zifio o ballenato de Cuvier (Ziphius cavirostris), que se distingue por su capacidad para sumergirse a profundidades extremas. Es uno de los mamíferos marinos más impresionantes. Estudios científicos indican que estas ballenas pueden alcanzar hasta 3,000 metros de profundidad y permanecer bajo el agua por más de dos horas.

No es común avistarlos en aguas poco profundas. Su aparición en Playa Baracoa ha generado tanto sorpresa como tristeza entre los habitantes, quienes lamentaron no haber podido salvarlo. La muerte de este majestuoso animal deja a la comunidad con una sensación de impotencia, pero también de admiración por haber sido testigos de un evento tan inusual. La triste despedida de la ballena es un recordatorio de la importancia de proteger la vida marina.

La participación de la comunidad en las labores de rescate muestra un alto nivel de compromiso local. Sin embargo, se plantea la cuestión de si tenían el conocimiento y los recursos adecuados para asistir a un mamífero marino en apuros. La llegada de bomberos, policías y miembros de las Fuerzas Armadas para retirar los restos del animal después de su muerte sugiere una movilización considerable, pero también plantea una pregunta: ¿si la movilización hecha tras su muerte, se hubiese realizado antes, habrían salvado el bello ejemplar? Eso queda para la próxima que ojalá no suceda nunca más.

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