La violencia de género en Cuba continúa dejando cicatrices profundas en familias y comunidades. El reciente caso de Diosdeisis Sandoval Dama, joven madre de 28 años, ocurrida en La Güinera, municipio Arroyo Naranjo, evidencia la gravedad de esta problemática. Diosdeisis, reconocida por su comunidad, fue brutalmente asesinada por Antonio Ferrer, conocido como “Tony”, en un ataque despiadado que dejó a todos consternados.

Durante el ataque, un adulto mayor intentó intervenir, pero el agresor le lanzó piedras, impidiendo cualquier auxilio y demostrando la ferocidad del crimen. A pesar de los esfuerzos de los presentes, Diosdeisis falleció en el lugar debido a la gravedad de la herida.

El silencio de las autoridades sobre el paradero del agresor aumenta la preocupación de la comunidad. Hasta el momento, no se ha informado si Antonio Ferrer ha sido detenido o si se encuentra prófugo, generando una sensación de desprotección entre los vecinos. La falta de información oficial agrava la indignación y el temor de quienes presencian cómo la violencia de género sigue cobrando vidas.

Los familiares y amigos de Diosdeisis han expresado un dolor profundo y un reclamo urgente de justicia. El feminicidio no solo destruye a la víctima, sino que aniquila familias enteras, dejando un vacío imposible de llenar. Sus palabras, que describen el sufrimiento y la impotencia frente a estos hechos, reflejan el sentir de millones de cubanos que ven cómo la vida de sus mujeres, hijas, madres y hermanas está en riesgo.

Expertos y ciudadanos han resaltado la necesidad de leyes más estrictas y de penas ejemplares, que incluyan cadena perpetua o la máxima sanción posible, para quienes cometen feminicidios. La prevención comienza con la educación, la denuncia y la acción decidida, pero también requiere que el sistema judicial actúe con rapidez y firmeza. No basta con expresar condolencias; es necesario garantizar la protección y justicia para todas las mujeres en riesgo.

Cada ciudadano tiene un papel que cumplir: apoyar a las víctimas, denunciar abusos y exigir justicia efectiva. Cada autoridad tiene la obligación de actuar sin demora, asegurando que quienes cometen estos crímenes enfrenten consecuencias severas. La sociedad cubana no puede permanecer indiferente. Ni una mujer más debe perder la vida a manos de la violencia machista.

La tragedia de Diosdeisis Sandoval Dama nos recuerda que es hora de tomar conciencia y actuar. Cuba necesita justicia, protección y una transformación real en la forma en que se enfrenta la violencia de género. Solo con compromiso ciudadano, leyes estrictas y acción inmediata se puede construir un país donde las mujeres vivan seguras y respetadas.

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