“No es Gaza bajo una guerra, es La Habana bajo el socialismo”. Esta poderosa frase, publicada por la página Patria Orgullosa en Facebook, ha desatado una ola de indignación, tristeza y advertencia en redes sociales.

Las imágenes de edificios desplomados, calles llenas de escombros y familias viviendo al borde del colapso físico y emocional han reavivado el debate sobre el modelo cubano y su impacto en la vida cotidiana de los ciudadanos.

En los últimos días, varios derrumbes han sacudido a los barrios de La Habana Vieja y Centro Habana, dejando a decenas de familias sin techo, en plena temporada de lluvias. Uno de los casos más trágicos ocurrió en la calle Villegas entre Muralla y Teniente Rey, donde un edificio colapsó parcialmente y dejó varios heridos.

Otro incidente se reportó en la calle San Miguel, donde los vecinos ya habían advertido sobre el mal estado de la estructura. Los escombros quedaron regados frente a una escuela primaria, evidenciando el nivel de abandono.

Los comentarios en la publicación de Patria Orgullosa reflejan tanto la desesperanza como la advertencia. “Qué tristeza da ver a Cuba en esta situación... después de ser la Perla del Caribe”, comenta Kelsey David.

Muchos recuerdan con nostalgia la Cuba de antes del comunismo, cuando La Habana competía con ciudades como Miami en modernidad y desarrollo. “Cuba era un paraíso”, dice José Rodríguez. Otros apuntan al impacto del populismo y las promesas vacías que terminan en miseria y ruinas.

Mientras tanto, el gobierno cubano guarda silencio ante los nuevos derrumbes, sin ofrecer soluciones estructurales. Los ciudadanos se sienten abandonados, atrapados en un sistema que no responde, donde vivir en un edificio en pie es casi un privilegio.

La Habana no necesita guerra para estar en ruinas. Basta con décadas de abandono, censura y promesas incumplidas. El verdadero enemigo, para muchos, no está fuera, sino dentro del propio sistema.

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