No descansa Ulises Toirac: ¡voz indomable desde Cuba contra la mediocridad del poder!
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 20 de junio de 2025

Ulises Toirac, humorista, escritor y pensador cubano, ha dejado de ser solo un referente de la sátira inteligente para convertirse en una conciencia crítica en medio de una realidad donde el silencio cómplice se impone como norma.
Desde la propia Cuba, sin dobleces ni concesiones, convierte su palabra en trinchera ética y su voz un látigo certero contra un poder que, una y otra vez, demuestra su incapacidad para resolver los problemas del pueblo. No habla desde la rabia fácil ni desde el exilio, sino desde una Isla que le duele y le inspira; una Isla que no quiere rendirse, aunque la empujen al abismo de la desesperanza.
"Nos amamantaron con 'intransigencia' y nos convencieron de que era una virtud", escribe con ironía amarga, desnudando con claridad el patrón autoritario que ha marcado a generaciones de cubanos.
"En sus reflexiones, denuncia cómo la intransigencia disfrazada de firmeza ha convertido el debate en un campo de agresiones, el disentir en un crimen simbólico, y las redes sociales en un ring donde la razón pierde ante el griterío."
Su defensa de la firmeza ética, que no niega lo diferente, lo coloca como un actor incómodo para el discurso oficial, siempre ansioso por uniformar, simplificar, reprimir.
Toirac no alza la voz para figurar, sino para resistir. En cada post, cada análisis, cada línea cargada de ironía y profundidad, hay un acto de fe en que Cuba puede ser mejor, pero solo si se desmontan las falacias y los dogmas. No busca el aplauso, sino el despertar. Por eso molesta. Por eso incomoda. Porque no habla desde la complacencia ni desde el extremismo, sino desde una firme voluntad de honestidad.
"Este es el maldito meollo", dice con precisión quirúrgica. Y tiene razón. El meollo no es el embargo, ni las campañas mediáticas, ni los agentes externos. Es la cultura del miedo, del no pensar, del no preguntar. Toirac enfrenta eso sin estridencias, con la coherencia que solo tienen los batalladores verdaderos. Por eso es, hoy más que nunca, un imprescindible en la Cuba real.