Sandro Castro, nieto del dictador Fidel Castro, ha vuelto a desatar polémica en redes sociales tras aparecer disfrazado como una versión caricaturesca de Donald Trump "Papa", con peluca rubia y un atuendo extravagante, imitando la figura del mandatario republicano vestido de Papa.

En un video que se ha viralizado rápidamente, se le ve imitando al expresidente estadounidense entre bromas y gestos exagerados, mientras sus acompañantes ríen y graban la escena con evidente complicidad.

Lo que podría parecer solo una broma o performance ridículo adquiere un matiz mucho más polémico por tratarse del nieto de quien fuera el símbolo del antiimperialismo y enemigo declarado de Estados Unidos por más de medio siglo.

La figura de Trump, además, es especialmente controvertida en la narrativa oficial del régimen cubano, que lo culpa de intensificar las sanciones económicas durante su mandato. Por tanto, ver a Sandro encarnarlo de manera burlesca y sin el menor reparo es, como mínimo, una bofetada a la ideología que su propia familia dice defender.

Más allá del disfraz, el comportamiento de Sandro refleja una desconexión total con la realidad que viven millones de cubanos. En un país sumido en una de las peores crisis económicas de su historia, donde falta comida, medicamentos y hasta agua potable, el nieto del líder histórico de la Revolución se divierte en fiestas de lujo, con carros costosos, cenas opulentas y ahora, disfraces provocadores.

La actuación no tiene parangón por su carga simbólica: el nieto del dictador cubano representando al presidente que impuso las sanciones más duras a la isla en décadas. No es solo una parodia grotesca, sino un acto de frivolidad política, de burla, y de desprecio absoluto por el pueblo que aún sufre las consecuencias del legado de su familia.

La reacción en redes no se ha hecho esperar. Muchos cubanos, dentro y fuera de la isla, expresan indignación, burla y hartazgo. Para ellos, Sandro Castro no solo se disfraza: representa la decadencia del poder, la impunidad de la élite y el cinismo de una casta que vive en su burbuja de privilegios.

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