La delegación cubana de boxeo vivió una jornada de contrastes en el Campeonato Mundial de la IBA que se celebra en Dubái, donde solo uno de sus cuatro representantes logró avanzar a las semifinales. El guantanamero Arlen López, en la división de 80 kilogramos, firmó una actuación de carácter para mantener con vida las aspiraciones de Cuba en la cita universal.

López, bicampeón olímpico y uno de los pilares del equipo nacional, venció en un peleado y táctico combate al tayiko Nekruz Salimov, asegurando así al menos la medalla de bronce y clasificando entre los cuatro mejores de su división. El cubano supo gestionar los tiempos y trabajar con solidez en la media distancia, imponiendo su experiencia para cerrar con autoridad los asaltos decisivos.

No corrieron con igual suerte los otros tres púgiles antillanos que buscaban avanzar en el torneo. El también guantanamero Giovis Salfrán quedó fuera de las semifinales al caer ante el armenio Ruldolf Garboyan, en un pleito donde no logró imponer su ritmo ni neutralizar el empuje de su rival.

Por su parte, el capitán de la escuadra cubana y figura emblemática del boxeo mundial, Julio César La Cruz, fue derrotado en los cuartos de final por el uzbeko Turabek Khabibullaev con votación de 1-4, resultado que sorprendió a muchos dada la trayectoria del camagüeyano. La Cruz mostró destellos de su estilo defensivo característico, pero no consiguió controlar la presión constante de Khabibullaev.

Con estas derrotas, Cuba queda ahora con un solo exponente en competencia: Arlen López, quien cargará con la responsabilidad de intentar ampliar la cosecha de medallas y mantener el prestigio del boxeo cubano en este Mundial.

El doble campeón olímpico volverá al ring en las semifinales, donde buscará asegurar su pase a la gran final y seguir sumando gloria a su ya ilustre carrera deportiva. Cuba deposita en él sus esperanzas en la recta final del torneo.

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