Falleció el emblemático Puente de Madera de Santa María del Mar, un símbolo querido por bañistas, locales y visitantes de las playas del Este de La Habana. Este puente, de unos 50 metros de longitud, fue durante décadas una vía vital y pintoresca que conectaba las playas de Santa María del Mar con Boca Ciega y Guanabo.

Hoy, ya no existe. Ha sido devorado, lentamente pero sin pausa, por dos tipos de erosión: la natural, causada por el viento, la sal y el tiempo… y la otra, mucho más cruel: la erosión del abandono, de la desidia estatal, del “logro” de la Robo-ilusión.

La pudrición de la madera, sin tratamiento ni mantenimiento, unida a la oxidación del hierro, hizo su trabajo sin resistencia. A eso se suma la total indiferencia de las autoridades y en especial, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, cuyas acciones –o más bien inacciones– han dejado a la comunidad sin una estructura esencial para el tránsito y el disfrute de la zona. Este puente no era solo funcional: era parte del paisaje, de la memoria, de la vida costera. Un mirador para enamorados, un paso para niños y ancianos, un ícono que hoy desaparece sin ceremonia.

Desde el Ministerio se esgrimen argumentos en defensa del medio ambiente para justificar la inacción. Pero la realidad es otra: no hay proyecto de restauración, ni iniciativa pública que recupere lo perdido. El puente ha sido borrado del presente sin previsión ni respeto por el pasado.

Las imágenes que circulan por redes sociales muestran restos dispersos de madera carcomida y estructuras de hierro corroídas, como testigos mudos de una Cuba que se va apagando, de una tierra que ya no se reconstruye, sino que se derrumba lentamente ante los ojos de todos.

En paz descanse el Puente de Madera de Santa María del Mar. En paz descanse otro pedazo de la Cuba que fue y que ya casi nadie defiende.

#CubaSeExtingue

© LaTijera

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